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A. CAMPIÓN 157 tamosnosotra~,queri.endo resibir! A ustedes, qué palta?Malgobierno, limosnas .s}zoruas; noso.t,raspo– bres,no ustedes. Uste? .ese dinero ,Pª el cafe; nos- otraspa el pan:. n? esta 1goal, lo qu es. . . . Ashunsisuspiro profundamente. Volv1ose hacia laniñaque se entretenía en sacar su piernecita des– nuday roñosa por entre los b~~austresde la e_s~a– lera,y tirán9ole del brazo, dlJO: guaz en, maitr.a.; atoz, pollikt! Buena P.oche, D. Pedro; ya vamos porla sidra. Lasalpargatas en chancletas de la madre y los piececillos desnudos de la hija rozaron los p~ld~~ ños. Lajumera, mascullando palabrotas pros1gu10 escalerasarriba, hasta la habitación del segundo pi– so. Aplicóel oído y permaneció inmóvil un rato. Delbolsillodel chaleco sacó la llave y abrió la puer– ta con suma precaución, deteniéndose á escuchar denuevo. -Nada! ni chist! Sólo se queja cuando estoy pre– sente.Piensa que me da compasión... Me da rabia, meenfurece, me hace insoportable la casa. Si tanto sufre, más le valía morirse. Sin reparo á meter ruido, cerró y recorrió la ha– bitaciónguiándose por los rayos luminosos que sa– líande las rendijas de una puerta . Una voz femeni– na se quejaba débilmente, pero sin tregua. Levantóel pestillo, y alardeando mal humor en– tró en el cuarto. Una bombilla gastada esparcía su tenue luz por el escaso y pobre ajuar de la estancia. Sobrela cama, la mujer quejumbrosa parecía un montónde ropas: tal era la falta de relieve de su cuerpo. -Qué olor es éste?-preguntó desabridamente; -no es el de costumbre, el de cuarto sin ventilar, no ..... Huele á mujerzuela, á bribona, como no hue– la á marquesa, ó cosa asi. Dime, Florentina, quién ha venido á ·verte? Las de cartilla, ó las sin cartilla?

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