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A. CAMPIÓN 151 ceso á los tripulantes de la trainera invisible, atra– cadaal pie. Voces broncas que se reían subieron del vacío tenebroso. De un empellón apartó á las mozuelas Lajumer a; resbalósobre sardinas espachurradas, con riesgo de caerse; accidente que aumentó la algazara. Al reatravesar el portalón del muelle, todavía llegaron á sus oídos los ecos de la grita. Tomó calle arriba y se asomó al muro, apretando ·los puños. Ante su vistaextendíase el muelle, masa de piedra gris con recortaduras de agua sombría, montones de carbón de piedra, grúas inmóviles, chimeneas y mástiles negros, línea de faroles deshilados en la obscuridad ambiante.El aire del mar, denso y húmedo, le oreaba la cara. Su alma bullía sin que la aquietase la inmensa tranquilidad,difusa por el cielo negro y el mar ador– mecido. Veía las cosas á través de las ideas, de las pasionesque eran duefias de ella. A la izquierda, adherido al monte, el b~rrio bullicioso de los· mise– rables,los chiribitiles abarrotados de carne humana, las escaleras que pegan su mugre á las plantas de los pies, los harapos tendidos á secar por las ven– tanas, los tenduchos y tabernillas lóbregos, el nau– seoso vaho de ropas, tinas, redes, trapos, cestas y aparejos, pringosos de pescado. A la derecha j ayá– pclis, radiante de luz eléctrica; sus amplios venta– nales deslumbradores que lucen sedas, terciopelos, bronces, porcelanas, cristales y joyas, platos del día donde un arte culinario, exótico y misterioso, agota sus primores; las anchas y limpias calles de cuyas suntuosas viviendas salen, en busca de diversión que mate el aburrimien to, la señora que lleva en los pendientes y el caballero que apunta al número de un tapete el presupuesto anual de varias fami– lias. Hay que volcar á 1os de la izquierda sobre los de la derecha! Pero, cómo? si á los de la izquierda

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