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146 LA BELLAEASO dente de la Federación; has de tomar cartas en el asunto, melones! hay que armar una hueloa en el oficio! Los compañeros no me han hecho ca~o· per– manecen indiferentes ante el atropello; no 'com– prenden que esta es una de las_cuestiones másgra– ves que se pueden plantear. S1 la bur guesía coarta la libertad del periodismo sociali sta, nos hundimos. ¡Ah! si los compañeros fuesen castellanos!... Pero á vosotros, los baskos, la miseria y el hambre os asus– tan; no sabéis andar sino con la tripa llena. La perspecti va de una intervención personal pa– ra provocar actitudes violentas contrariaba á Altu– be. Dejó el tono chancero y replicó á Lajumera: - Una huelga no se acuerda así como así; sopre todo forsando voluntá de interesaos; veremos, ve– remos mañana; ya nos hablar emos, y con compa– ñeros tamién. Agora vete á serenarse. Lo que t'iba á disir al prinsipio, ya sabes aquellos del caserío cómo estuvimos? Han veniro al siudá, calle San lña sio, lúmero diesiséis; el letrero grande, "Al valle de Loyol a,, dise. Si verías que guapa está la hija grande! Vete, á poner buena humor. L ajumera profirió una blasfemia, y sin despedir– se tomó la dirección del muelle; Altube, plantado en la acera, le miró marchar, murmurando entre dientes, en tono zumbón :- adiós, hombre, adiós!– Movió desdeñosamente los hombros y prosiguió su camino . Lajumera se ponía cada vez más furioso; una sonri sa sarcástica entreabría sus labios trémulo s. Notaba ele tiempo atrás que Altube no era el ins– trumento inerte de los comienzos, cuando por esa carencia de personalidad le hizo nombrar presiden– te de la Federación, para traerle y llevarle á su an– tojo. A menudo con la resistencia pasiva, rehuyen– do la discusión en que fácilme nte erü vencido, des– barataba los planes inspirados por el espíritu vio-
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