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A. CAMPIÓN 143 re diversiones,sobre todo_lagente de nuestro pue– blo, y los pobr~s, dinero. Estos no _lepr~gu~ta,n á la monedasi la dieron por ganar el sielo o el infierno, por amor de Dios ó de una guapa chica que actúa deoancho.El mundo hay que tomar como es; los cur~ssiempre están rechinando contra las fiestas de caridad: adar pestak, desía el Padre Ataun. Ha– gamosla prueba: que suban ellos á todos los púl– pitosde Easo y á mí _gueme dejen o:ganisar__ una tómbola:veremos quienes recogen mas y quienes son más rumbosos, los de la gloria eterna, ó los del oustopasajero. Las diversiones hay que proporsio– ;ar á las desgrasias ocurridas. Me recuerdo, cuan– do lasinundasiones del Ebro se formó la junta, y á mí, naturalmente, me die.ron la presidensia. Había varios muchachos jóvenes, y éstos querían, desde luego, organisar un gran baile. "No señores-les desíayo-las notisias resibidas son tristes, pero de pocagravedad: aldeas destruidas tres, los ahogaos nollegan á ochenta. En esto se entró el secretario delgobiernosivil con un parte en la mano: "Espan– tosacatástrofe, horrible hecatombe!,, gritó; dos mil familias á la intemperies; sientos de ahogaos,,. En– tonsestomé yo la palabra; todos me miraban, con la bocaabierta. "Ahora, sí, prosede el baile,,, les dije. El enfado del general se había disipado; á sus carcajadaslos "perros sabios,, hacían coro. Guzira- ,.ko, impertérrito, parecía pensar que tanta risa era inoportuna.Pomés quiso prolongar la controversia, por dar pasto á la broma. Voces alegres y ruido de pasosse aproximaron . En el salón penetró el gru– po de los oficiales, algo disminuido. Instalados en sus anteriores asientos, entre mucha algazara fue– ron pidiendo: ¡Café! cognac!-Yo prefiero rom!– Traiga chartreuse!- Benedictino!- Por supuesto, unacaja ele mambi$es de la Vuelta de Abaio, ele los máscaros! '
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