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A. CAMPIÓN 137 nunciamiento del 68, .en l~s calles de Madrid sólo se veían zorras y bngad1eres. A este saqueo del presupuesto, á este atraco á los bolsillos del mísero contribuyente nadie pone remedio. Los restaurado– res son tan pésimos como los revolucionarios. Aho– ra mismo,después de un largo período de paz, te– nemosveintitrés mil oficiales que consumen sesen– ta y seis millones en un presupuesto de Guerra de cientosetenta y cuatro: los gabachos emplean no– venta y nueve millones, de su presupuesto de seis– cientoscuarenta, en sueldos de veintinueve m_il ofi– ciales,y los rascachimeneas de Italia sólo cuarenta y ocho millones para catorce mil oficiales, siendo así que su presupuesto de Guerra sube á doscien– tos ochenta millones. En España el personal se co– me.al material, y nuestro presupuesto es digno de ·una repúblicade gauchos ó de mulatos. Volvamos á la gloriosa. Córdova, cuando la cuestión Hidalgo, dijodespreciativamente: "vayan con Dios los oficia– les de Artillería!,,Todos pidieron su separación; al– gunos ofrecieron sus servicios á D. Carlos, y hasta losque se hallaban en Cuba, haciendo la guerra á favorde la integridad de la patria, abandonaron ·los cañones.Mucho me reí de un antiguo compañero que se puso furioso porque lo hicieron teniente co– ronel,no por los servicios prestados, sino por los que ofreció prestar, según se leía en el periódico oficial.Oí que un sargento de Artillería, de los que el 66 asesinaron á sus oficiales, solicitó el 68 una gracia porque se distinguió más que sus compañe– ros, hechos capitanes. Aunque la instancia llevaba informe contrar io, le concedieron el empleo de co– mandanteen una de las armas generales, infaman– do al Ejército. Un sargento se pasó á los carlistas en la primera guerra civil; á los pocos días se in– corporó á un partidario liberal; se hallaba de ma– yor de plaza el 68, se sublevó contra el gobernador,

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