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XVI PRÓLOGO ciertos incisos en las descripciones, por unos y otros detalles, se deduce de su obra una impresión de conjunto, tanto más desfavorable á Jayápolis cuanto que sus buenas cualidades no aparecen de relieve, como sucede con sus defectos. Esas buenas cualidades existen, y en alto grado, en San Sebas– tián. Las poblacfones holgazanas, aquellas en que la gran masa de sus habitantes no cumple las leyes de la honradez ó está profundamente infectada por el vicio, no progresan como San Sebastián. Avan– zarán en momentos dados, pero el adelanto será efímero, y en definitiva raquítico. No, no se construye una población tan verd.ade– ramente hermosa como la capital de Guipúzcoa ni se establecen en ella de modo tan brillante los ser– vicios públicos sin que medie un esfuerzo inteli– gente, grande y sostenido con tenacidad verdadera– mente vasca durante años y más años. Con holga– zanes é inmorales no se llega á tan espléndido re– sultado. El temor mío y de muchos consiste precisamen– te en que el actual bienestar general, el ansia de fiestas y la vanidad frívola destruyan ó amengüen en plazo breve esos hábitos de laboriosidad honra– da y culta que caracterizan al noventa por ciento, cuandomenos, de los donostiarras. De esos temo– res hablaré muy pronto. El amor intenso del autor al pueblo vasco se ex– terioriza en toda la novela. Campión es un naciona– lista radical y convencido; de haber nacido en Guí– púzcoa, aspiraría seguramente á la reinstalacióndel régimen foral antiguo, sin restricción ni variación alguna de importancia. Militaen el nacionalismo de la derecha. Quienes conozcansus opiniones se pre-

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