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A. CAMPIÓN 97 La pregunta se le atragantaba; tosió, y la violencia de la tos le removió las flemas de los bronquios, cuyo hervoreo se percibía á ·distancia.-"Adiós, adiós-añadió anhelosamente,,. Sin aguardar á la respuestavolvió á entrar en el establo. Martín, que estaba triste, comprendió la tristeza de su suegro; tristeza sin palabras, muy honda, úni– camente perceptible á la simpatía. Una oleada de ' pena le batió el corazón, y sus ojos, que nunca ha– bíanllorado ante la muerte, se humedecieron. Andre Joshepa, libre de la importuna cohibición de su marido, se encontró como el pájaro fuera de la jaula. Llamó á las hijas, abrió los armarios y alacenas,vertió el vino y la sidra en los botellones de vidrio resplandeciente, limpió de polvo la enor– me sopera de loza, y alineó en batalla sobre la me– sa las viandas y vituallas.-"Hoy la casa por la ven– tana!-decía á las hijas que le ayudaban á cocinear y poner la mesa en el cuarto grande;- hoy come– remos hasta tocar con el dedo. Cuándo, si no? El padre os trae un buen dote; gracias á mí, por su– puesto.,, La buena mujer no descansaba un instan– te, aspirando con fruición el apetitoso vaho de las ollas y cacerolas. Estimaba que el calor de las pe– setas, entre el chaleco y la camisa, vaporizaría las hieles del marido, y si era menester alguna ayuda, prestaríala eficaz una buena comida. Junto á la me– sa, se desarruga el entrecejo y se alegra la pasión de ánimo del aldeano. Andre J oshepa calzaba mu– chos puntos en psicología. El menú era capaz de satisfacer al más exigente: sopa de fideos, paella de arroz con tropiezos de ja– món, pimientos y longaniza; coliflor; habichuelas; cocidode vaca con garbanzo, media gallina, tocino y chorizo pamplonés; tortilla con patatas; dos pollos fritos en tomate; arroz con leche; bizcochada; queso de ldiazábal; castañas, nueces, manzanas, naranjas; 8