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A. CAMPIÓN 93 "¡Ja jay!,,-exclamó bajo el dintel;-"¡ja jay!,, sí– ouiógritando al bajar la escalera. Las notas de la ~oz argentina, que recorrían los registros grave y agudo, se perdieron en el alejamiento. -¡Qué hermosa yegua, puñales! -Vaya una comparación! Te acuerdas de que te llamas Macho? A éste no le hizo maldita la gracia la chanza que los demás rieron; mas como respetaba á Perico, se aguantó. - Tienes unas cosas, Lajumera - exclamó Altu– be, de mal humor también, porque se había queda– do sin Tomasha;- ¿cómo han de hablar castellano, si no saben? - ¡Bah! ¡ya lo hablarán en asuntos de su conve– niencia! El sagardúo me rejoroba; es un dialecto reaccionario. ¡Abajo las cosas locales! Vengan los grandes grupos humanos, sin fronteras de idiomas ni costumbres diversas!..... ¿Qué charlasteis? -Me contó que sus padres han vendido el case– río..... no te advertí yo que estos aldeanos eran burgueses?; que van á vivirse en Jayápolis; que allí van á poner .taberna; que la madre arrendó ayer la bajera..... -Alguna vez me parece que os burlabais de nosotros. - Ca, hombre! le daban guerra las barbas de esos: "Meten miedo,,, desía. Por ti dijo que eres guapo chico; mas piño que nosotros ..... -De veras? -Como lo oyes, hombre! Dijo que su padre y la hermana menor aborresen siudá; per.o.que ella y la madre..... -Dónde han tomado el local? te lo dijo? - Sí; en la calle San Inasio, 16. - ¡Ah!se van á la ciudad! ¿Estos aldeanos dejan el campo? ¡Me alegro, me alegro!
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