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-73- razada que manifi este algo anorma l debe ser v isi tada por el méd ico y á poco que exista dolor de cabeza ~ hinchazón de ambos pies debe in vesti gn rse la albúmina y plantear e l tratamiento profiláctico de la eclampsia. En la muje r de parto hay que lIsar de los más minuciosos cuidados de asepsia, jamás tocar una pnrturiente sin ascpti za rse las manos y desinfectar la vulva previamentej de no hace rlo con todos los más minuciosos cuidados, es preferi ble no toca r , pues es cosa por todo e l mundo reconocida , que nin– guna mujer padece de infección pue rperal si ha parido sola y sin intervenc ión de nadie, esta ve rdad indica nuestl"O cuadro, pues ex isten so lamente tres casos, lo que qui ere deci r en este punto de vista que vale más parir sin asisten– cia~ que con ella ignorante 6 negl igente. Aparecen cuat ro casos de septi cemia gang renosa y a l– gún que otro caso de tétanos que no los nombro más qu~ para recordar los cuidados asépticos con que debemos tra– tar aún la herida más insi~nificante; aunque á mi pobre juicio, en los casos que he aSIstido po r gangrena, más que el 'i' ibrión séPtico ha intervenido e l g r an choqul' uaY'viv– so, a te r rorizando al traumat izado y sumi éndole en un es– tado ansioso·especial, medio en e l cual á las pocas horns invadi ó la gangrena .. He dejado para el fina l la gr ippe, po rque manifiesta un carácter especial y es el de se r un 'estímulo morboso para enfermar gravemente los predispuestos y también para matar pronto los achacosos , de esta manera obra en su visita anual por los meses de Febrel'o , Marzo y Abril or– dinariamente ! s in que en estos últimos años se presente con aque llos caracteres de brusquedad epidémica que an– tes solía, por lo que su diagnóstico resulta muchas veces difíc il. Todo esto que voy escribiendo quizás sea más propio dc una clínica y de una higi ene te rapéut ica; per o me ha pa– recido decir los cu idados particula res de cada enfermedad a l estudiarla , para ev itar repet iciones y señalar e l reme– dio al hablar del mal. Para terminar dedicaremos algunas líneas a l estado sa– nitario veteri nario del va ll e, puesto que además de las re– laciones que las epizootias tienen con la medicina! en sus procesos trasmisibles, no está fu era de lugar tener una li– ge ra idea de las ep izootias reinantes. El estado sanita ri o veterinar io del valle es muy bueno, porque raramente existe una enfermedad con carácter epi-
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