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-63- Aunque el alc0holismo :lpnrccc con un solo caso , hay que pensar se trata ra de algún caso el e intoxicación agu– da, pues los dependie ntes del a lcoholismo crónico aparecen va en otros procesos . A pesar de ello conv iene detene¡-se ~¡Jgo en este grupo y buscar med ios de profilaxia ti este n~rgonzoso uso y abuso de los alcohólicos. La lucha con– tra el alcoholismo no da resultados positivos, porque es lucha con tole rancia s y concesiones, nada, absolutamente nnda se adela nta, aconsejando ú un vicioso que beba mo– deradamen te, pues es ped ir un imposible , es ponerle en la ocasión y que no caiga , claro que esto sería lo mejo[', ha– cer un uso mode rado y prudente , pe ro ¿quién es capnz de precisar, en cada ca so, ha sta donde ll ega 10 prudente y desde qué cantidad empieza lo noc ivo? y aun así ¿tan fácil es detene rse {l voluntad, cuando se rueda por una pendi en– te? La moral ca tóli ca! bien conocedo ra de l corazón huma– no y de su frágil y miserable condición, no usa con ningún vic io ese sistema blandengue de las concesiones, porque sabe que poner fuego junto á la estopa y querer que no arda es una insensatez; use mus este sistema si quercmos combati¡- con algún éxito este vicio ! poniendo en é l toda nuestl-a energía y autoridad para la r epresión abso luta, si st ema facilís imo pa ra ordenar y para obtene r a lgún éxi– to, aunque otra cosa parezctl-. Todo el mundo sabio estú contexte en condenar el uso inmoderado de todo a lcohólico yen la práctica nada conseguimos, por que no luchamos, pues es quiméri co e l quere r conseguir moderarlos en e l uso de los alcohólicosj no es ésta la solución, la so luc ión tiene que se r radical, de abstención absoluta y si esto no es po– sible en las gene raciones viciadas, obtengámosla de las venideras , prohi biendo en absoluto á los niños y jóvenes; aquí es donde debemos trabajar, para inculca¡·, con el e jcm– plo particularmente! todos nuest ros consejos higiénicos; en las escuelas de niños y niñas c reo que está el lus-nr donde los médi cos deberemos interveni r como higiemstas, pam conseguir algo, y si todo ello no lo info rma mos en la moral católi ca, como base fundamental de ecl ucac ión l nada obten– dremos , ni por medio de leyes represivas , ni por med io de ol-denanzas, pues hoy día toda ley claud ica en el momento que choca con el inte rés material de una clase y como pre– cisamente aquellas industrias que se desarroll an exp lotan– do los vic ios de l hombre, son las que más flo rec ientes cs– tán , por eso constituyen ellas un poder mayor que la auto– ridad de las leyes .

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