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-56- ·~dORT.'\LlDAD POI, r.~\TER~IED ..\IW:<;:\O E\FECClOS.\ S El adjunto cuadro nos da la idea completa de la clínica del valle de Bazt,í n en un quinquenio, orreci éndonos un resumen de la mortalidad por enfcnll edadcs comunes, que nos co rres ponde c:~tudiar eo n ck tenimi cnt o, porque aquí encontraremos rnoti\'os patológicos kcunc10s en considera– c iones clínicas para obtene r la n1("\rca Ó se iial de la manc– ra de responder del habitante e1el Bazt rlll , ante la acc ión de las causas morbífi cas. Ei"llpi ezo por manifestar , que aunque e l ~uad ro es de en– fe rmedades COllUll1 eS , he incluido algunas infc<.'ciones como la meningiti s, la enclo-canlitis, c te ., etc. por las difi cul ta– des que ex isten para la debida f;;epa ra c i6n entre una me– ninJ:;'ltis simple y otra tuberculosa , entre una endocarditi s n:: umíÍli ca y otr a típica ó pucrpe ral. cte. , etc. T ambién debo adve rti r que quidls existen ca ~illas dupl i– cada s con nomb l-es di stintos, po.' ejemplo , unn ca silla para la meningiti s, otra parn la meningit is tuberculosa , otra pa ra convuls iones, otra para el hidrocéfal o ag udo, otra para el derra me se l-OSO, y aunque , no todas las enferme· dade" comprendidas en esta s denominaciones, tina mayor pa rl e, pod rían en.!!lobarse hajo la dcnomina r i6n meniilg i– lis tuhe rculosa , y así lo haremos cxdll yendo solamente de esa comün denominac ión las CCl I1Vu lsiones, pues aun cuan– do pueden muy bien ser expresión de tuberculosis y 10 se– r:l.1l en muchos casos, frecuentemente 10 son de' estados de intox icac il'in g:lstri ca ó gastro-intestinal ó sí ndrome de en– cefal iti s y escle rosis ce rebral. Estudiaremos el c:-í.n ce r de toci os los órganos en una so la casi lla , por se r bien constante y sabida la proporcionali– dad con que contribuyen los di stinto~ organos'y no existir , ;i mi juic io, ma yor di scordancia. l~ ngloha remos la congesti6n pulmonar con la pulmonía ca l;trral y bro nco~pnel1monía, pues lo creo más senc ill o y l11f"nos expuesto Ú e rro res ha ce rl o así , pues, c1íni camentc l L' n s us cnusns y mnni festnciones, hay una semejanza que no la l!stahl ece n los anatomo-patól ogos . Apa recen en el cuadro baj o la denominnción de enfer– medades cn rdiacas, las cle o rific io aórtico, las miocarditi s y la degene ración grasa, pues aun cllt.lndo ex isten marca– d:l:; diferencia:; r Hni cas entre estas enfermedades , pueden englobarse porque es cOllnín :'1. toda s ellas el pe r íodo en

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