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-4 noto rio y exped ito que, en todo momento, as iste al partíci pe ó co– rnunero para pedir ú los Tr ibu1 c1lc. ·, y obtene r de éstos) se ntencia ordenando la partil:ión de la cosa pose ída pr o-indivi so . Sin cmbnrgo, no hn foltado qu ien ha opu esto inconYenientes y restr icciones Jws ta para el libr e ejercicio ele la acción com.nnud di – oicllt,n,clo) exig iéndole, no ya las dos úni cas circuns tancias pr eveni– das por el legislador, sino otr os requis itos pr evios , no es tablecidos po r ley ulguna . Y s i es to acontece en mater-ia en que no era de pres umir ninguna diverge ncia, no es ele extraña r que los deman– dados haya n susc itado en ot ros punt os cuest iones no pertin ent es , olJligi',ndonos ú su cxúmen, siqui era no sea más que para demost rar qu e so n ajenas al debate, y que en nada des vfrtú an la <.~ficacia ele la demanda que dedujimos y sos tenemos . Y h6 aquí l a dificultad princip al qu e encontr amos par a es ta ale– gac ión: si la disc usión se hubi era concretado ú los límit es en que planLeamos el asunl o) se ría tarea fúcil y br eve la de an alizarl o ú la luz del derecho, est udiar las pru ebas y apr eciar- en s u consec uen– c ia el ac iert o y recti tud del follo recaído : pero como que se han in– volucrado cues tiones 0ciosas é incompatibles con la índole de la demanda; corno que se han trnido, 6 invocado, documentos que no ufccLan ú. lo que se li tiga, de los cuales muchos se hallan has ta pr osc riLo~ por la Ley de Enjui ciamiento Civil, nos ha1lúbarnos per– plejos . ¿Íbamos ú hace r caso omiso de todos es tos es tr emos, como cst61'iles é infru ctuosos par a el liligio~ Podría cr eer se que es qu e l os lluíamo~, y no debíamos dar luga r ú s upos ición tan cr1·ónea; y aunqu e vencié1·amos es ta apr ensión, reco rdando que en los esc ri– tos ele réplica y ele con el usi ón t'cfutamos , cumplid amente , en nuest ro humild e sc nl.i1', ta les alegac iones , y qu e nada teudrja por tant o de est t·n1 .o que cliót·nmos pot· re¡woducida aquella demostr ación) ya q ue nucst 1·as razones pct·mat1ccen en pié; ú pcsae, de esto , r epeti– mos, se ntíamos 1·epugnancia invencible ú pr esci ndir de esos es tre– mos ante el temot· ele que nu es tro silencio pudi era creerse qu e en vol víél cierto clesoil'c lrncia las dignísimas r epr ese ntaciones de las parte ~<·.ontr a1'in~, cuyu competencia é ilustrac ión) muy s upcd ores ú las nuest rns, somos los p timcros en r econocer. Hubim os, pu es , ele docidirnos poi' ocuparn os de ellos , pero con ánimo de hace rlo con In br cvcdnd compatib le con nuest ro propós ito de ac reditar s ufi– cienlcmcntc su falto.eleoport unidad ; tanto mús, cuanto que la mayo- 1' ííl ele los dema ndados se han apa r tado ele seg uir el p leito, no exi s– tit;nclo debu te por Jo que ú r llo - toca . Antes ele 011trar C'n el fondo del asunto , lw ele se r mu y convc– n iente Jtacl' l' s u his toria, tll meno.:::. ú g l'nndcs rasgos, porque ella

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