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6l gla sobre la propiedad ó posos ión ele Ninnzobns y Tut'tmg cn, f<ilt)L'O hubiera des truido facilmentc con pruebas neobadns, clocumcntnl e , testificales y ele ot.cos gt'n<:'ros, las pru ebas de Tnclela y CorL' lln; y si no lo ha hecho, ha siclo poequc ese trabajo rcs uHn exütico en este pleito, como r es ultan las pr uebas ele nncst.eas ac1YCL'Si.1l'ias, cuya conducta no ha ~ido C'iert arnento imitada por las restantes uniVL'r'- ·icludes, á pesar ele coincidir on int01·és . Pero hay má s ; hay que una recta ap t·cc iación no puede dar por probados los estremos ele que se trata, con so la la clcrliwncic5n ck los testigos que la hnn pl'estaclo en este pl<'ilo. No ha di cho, cie1·tamente, nada nuevo el Código CiYil, per o lo ha dicho con propi edad y habilidad s u mas, cuando ha dicho t·n s u ae– tículo 124.8, que la fuerza pr obatoria de las dcclüra cione~ de~ lo~ V's– tigos serú aprecincla pol' los Tribun ales confo1'rne {1 Jo t'\:-=;ln.hlccirlu en la ley ele enjuic iamiento tivil, cuiclnndo ele evitar qu e por ln sim– ple coinc idencia de algunos testimonios, (l menos que su vcriw idad sea ev idente., qu eden defin iti vamente resu ellos los neg ocios en. que de ordinario Sflclen interL~cni1· csc,·itura s, documentos pricados, rí algún princrjJio dep,·ueb a por escrito. Esta fórmula clel Código, mús nmpl iu todavía qu e In nclmilida poi' Iciley ele enjuiciamient o civil, que sometía la fucrzn ptol>nl.01'in. dl'\ las declaraciones testificnlcs ú las reglas ele la sonn críli<'.a, lcnicndn en consiclcrélción la razón de cicncin v los circun sta ncins ele l os Les- " ligos ; trata ele snlvar tod o conflicto entre pnwba s de difo1·enl<'S cla- ses, y so bre todo, los que fr e<..:ucnt emenl c ocasiona ln Lnnrn()vcd izn y po co seg ura prueba test ifical, que nl pas o qu e vamos, y illmc1ue la humanidad se ofenda, vislumbra se la pos ibilidad de qu"C desapa– rezca. Si no es un 1wccepto irnpe1·,11i,·o, es unn ndvertcncia ú Jo:-:; .Juccc:-; la ele que huyan de las co inciclcnc:ias t.esliA.c:.ales en asuntos rn qu<\ ele ordinario suelen int c n· e nir escrituras: clocum enl.os privados ó algún principi o eleprueba por escrito; y pat·ece que la ad.ve1tc11ciit es para lo pretérit o, toda vez que el mism o Cóc1igo se c·n<_:arga ck ordenar que se reduz ca ú esc rit o, en adelante, toda obligaci<,n que represente una cuantía harto insignificnnlc . Pu es bi en; s i hay en auto 111w esc ritura públi ca, so lcrn1w, Je~· del as unto, otorgada po1· la Cor ona ó ú nombr e c.1<~ la Cororw en mil se iscien tos sescntn y cinco, por In c:ual se adqu irió M0n lc Cierzo; y $Í en esa escritura es lfm tef'minunte é in sist ent emente escluidos de la enagenación, y por ende , de la propicclatl y de la posesión de In comunidad los mont es ele N'ienzobas y Tu rirngen ;,cómo no ha d<' mirnrs e con prevenci6n, cómo no hu ele rechazar se ~in mil'amicnt<J

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