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22 población escasa que se pr estan nclmirabl ement e al pa s to, y en ellos se irnpondr-ú lu indu st ria ele la crfo.de ganado. Aumenta la pob lac ión disminuy endo el pr ecio del trab ujo manu al; se ve que la tierTa cul– tivad a respo nde ú los es fuerzos del teabujad or; encuentra este faci– lidades para llevar s us product os á important es centros de consumo; y el agricultor s us titu ye al ga nadero. Esto, ni rni't~ ni menos , aun cuando en pequeüa esc ala, s ucedió en los Montes ele Cicir·zo . Algunos vecinos de los diver sos pu eblos foccl'os , e11Ltado ya el s iglo XlX, comenzar on ú plantae en el ter re- 110 c<;munal; vier on que aquel t err eno, exce lent e para pastos , en s u mayor parle podía dcs tinm·sc ú viúedo con Ycntaj as inapreciables; otros ~iguieron el ej emplo; y poco ú poco las planta ciones adq uieie– ron una c\Lcns ión, que, s i bien es de pcqueüa imp ortancia, compa- 1·ada con tu supccfkic total de los Montes , repre se nta sin embargo un vulur inap1·cciabl e. No par ece , nos decía un perit o en ln mateeia, sino que los plnnLndorcs de vides en los mont es de Cie rzo han ha– llélelo al nznr el des tino es ix~cia l que la provid encia tenía t ese rvad o i't la ferncidad de aqu ella comarca, porqu e as í como cada inclivícluo rnues Lr'i.t s u uptitud particular para cierta clnsc determinada de tra– baj os ó esLu<.lios , de la man era misma los terl'cn os se pr es tan con pref erencia ú cxploLaciones de cierta natural eza : la fuel'za de los bi·otcs, la frond os idad ele las rama s, y la excelencia del frut o cstún demostrando quc los plantad ores en los Montes de Cierzo han r e– suelto el pr oblema que se ofrece ú todo agricultor. No fuer on ind11dabkmentc los vecinos de Tuclela los que mús se ap1·0,:cchCH·on ele las conclicioncs que ofrcdan los Monte s ele Cieezo pnro el culLivo de la ,·id: así al menos l o indi ca la circun stan eia de que si íll prin cipio no se le oyó peol es ta ele ningún género por el cambio ele fol'rnn t'll los uptov cchamiento s, en los aüos 1840 al 1850 Tuclcla empezó ú ponee obstúculos ú las plantaciones, lo que dió moLivo ú vaL'ios 1·l~cur so~ gubc 1·natiYos : la opos ición se fué acentunn– üo cada Y CZ mús, y ha traído poi· fin el pl eito sobr e divis ión. Ya en los aüos 1846 y 1847, por acuerdo unánim e ele los condueños, unn Comis ión numero sa y re pe.tabl e pr ocedió al des lind o y arnojona– rnicnlo gene ral de los Montes ele Cierzo, y ú la medición de las planlaci ones : esta última operación c.kmostró qu e dentr o de los lí– mi les del tcrrl' l10 común existían cerca de 14.000 robadas (rnús de 1.200 h edúren.) plantada s de viiiedo y olivaL', con notabl es diferen– c ias entr o los Yecinos ele los di, ·ersos Municipi os, pu es s i bi en los eleTudel a , eomo los ele MonLengudo, no apa reciJ.n mas que c.on 72 robad as , en cambi o los de Cintru ónigo habí an plantado 6.853. No se adopt ó enton ces disposición alguna contra los infractor es ele la
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