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LXXIV Al ofrecer al Ayuntamiento de Pamplona el busto de-Sarasa– te, envió á la fundición el modelo en yeso, pues él quería hacer las cosas bien: regalar el bronce. Llegó al Orfeón la hermosa obra generosamente donaJa al Municipio y en el acto el Presidente de la Sociedad coral dió aviso al Sr. Sarasate en una carta c.uyo contesto se desprende de la siguiente réplica: «Biarriti. Villa N"'varrn, 9-9-00. •Querido nmigo y paisano: Me alegro que, por fin, haya llegado el busto– más vale tarde que nunca;- pero no necesito escribirá Benlliure, por hAberlo hecho ya cunndo anuncjó su envío en el mes de Junio último; me sorprende que teugn todavía alguna semejanza, pues hará unos dieciocho años que serví yo de modelo; en fin, si no soy yo, tampoco puede ser otro. »Aquí estnmos achicharrándonos; ¿qué tal por esn? • Buenos recuerdos para todos del suyo, Pablo Sarasa/~.· Sarasate al escribir esta carta debía andar débil de memoria, pues el busto se modeló por el gran Benlliure el año 1901. du– rante la primavera. A pesar de lo que manifestaba en su última transcripta carta, D. Pablo dirigió muy pocos días después al ilustre escultor de universal renombre, la carta que copio y dice así: cMi muy querido amigo: Hay casos excepcionales en que no se encuentran palabras bastante expresivas para expresar su profundo agradecimiento; éste es uno de ellos. ¿Qué decir de un rasgo como el suyo:-... Pues sencillamente que es digno de un hombre y de un artista como \'., que es todo lo que se puede decir'. •Estoy loco de contento al pensar que nuestro busto vivirá eternamente en la Casa-Ayuntamiento de mi pueblo, pnrn mayor gloria de mis idolatrados. paisanos, que seguramente no olvidarán jamás su noble y generoso compor· tamiento. •Reciba, mi muy querido amigo, un fuertCsimo abrazo del suyo afmo., Pablo Sarasa/e.» Esta es la última carta escrita por el gran artista, de la cual tiene noticia el autor. Inútil manifestar, en cuanta estima la ten" drá el destinatario Sr. Benlliure, digno ciertamente de poseer tan preciada reliquia. Y como complemento de su generoso desprendimiento, véase como se expresa el admirado escultor honra de España en la carta siguiente, diriS"ida al Alcalde accidental de Pamplona mi preciado amigo D. Javier Arvizu, desde Madrid con fecha 26 de Octubre de 1908: «Mi querido amigo: . . . . • . . . . . . Hermosa idea la de perpetuar en bronce la memoria del que con sus pro· píos méritos alcanzó un nombre universal, que tanta gloria ha dado á España y sobre todo al pueblo que le vió nacer y con quien tan leal amistad me unía. Lo que yo hice (alude al busto regalado al Ayuntamiento) no tiene valor:

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