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LQII conseFva en la clase del Director, mi amigo inuy estimado don Joaquín Maya, primer Director que fué de la Sociedad de con– ciertos de Santa Cecilia en esta Capital. José Escudero y Espronceda, afamado pintor residente en Méjico, regaló el año 1890 á Sarasate un magnífico retrato de buena entonación y parecido exacto, trabajo que fué hecho en poco más de seis horas. Este obsequio se entregó al celebérrimo violinista el día de su último concierto en México, en f\llayo de dicho año, colocado sobre un rico marco y caballete dorados y cubierto el conjunto, con un dosel y co1·tinaje de terciopelo. Al simpático y laureado pintor Sr. Mezquita, ha cabido la triste suerte de pintar el retrato de Sarasate cada ver: la amis~ tad de ambos artistas motivó In presencia del pintor, en Villa– Navarra, del 12 al 20 de Septiemb1·e de 1908; el 21, fallecido ya el gran amigo, disponía su regreso á Madrid y tenía el coche á la puerta de casa, para dirigirse á la estación de "La Negresse,, en ocasión de presentarse el atribulado Goldschmidt, que es quien me refiere el hecho¡ Otto le impidió terminantemente la marcha, encaminó el coche á Villa-Navarra, le proporcionó la caja de pinturas, de Mdme. Berta Marx ,'se improvisaron caba– llete y lienzo y de 10 de la mañana á las 2 de la tarde, sin inte– rrupción ni descanso trabajó el Sr. l\·1ezquita, declarando á esa hora que debía dar por ultimado su trabajo, en consideración á la alteración del cada ver y de la luz. La obra resultó magistral y los Sres. Golschmidt, identificados en su dolor intenso con el del pueblo de Pamplona, han decidido colocarla en marco ade– cuado y regalarla al Ayuntamiento de esta Ciudad, para que fi– gure en el Museo Sarasate. El primer busto de que tengo noticias, como obra escultórica, fué hecho en mármol el año 1886 por el escultor italiano Fran– ceschi; es un maravilloso trabajo que avalorará el Museo Sara– sate y que sin temor á equivocación puedo asegurar ha de me– recer unánimes elogios, á juzgar por la reproducción er. yeso que be contemplado, con smgular deleite, en el domicilio de don Alberto Huarte, mi amigo distinguido, Presidente de la Socie– dad Santa Cecilia. Otra obra que tiene también indiscutible mérito es la del no– table escultor vienés Alfred Rothberger, quien regaló en la pri– mavera de 1908 á Sarasate un precioso bajo relieve circular, medallón de unos 20 /2'> centímetros de diámetro , en bronce, al qq~_ probablemente sirvió de modelo un retrato reciente del gran artista, quien tenía en mucha estima esa obra y decía del autor que era escultor de los más celebrados de Austria. Los dos ejemplares que Sarasate recibió de este trabajo es– cultórico, fueron distribuídos en la siguiente forma: uno en Juliq

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