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XLVllI la Música hubiera pasado muy suave, muy armoniosa y muy qued¡imente ro– zando sobre mi alma.... . Agustln Querol. Madl'id 1908.• •Si los escudos heráldicos sirven para representar con figuras simbólicas las glorias y triunfos de cada nación, cada pueblo 6 cada familia, un cuartel del escudo de NaYarra debía ostentar el violln de Sarasa te. Miguel Ramos Carrión.» •Los que tenemos la dicha de olr todos los años á Sarasate; los que embele– sados con la magia de su arte, y completame nte abstraídos del mundo exte– rior hemos vuelto con pena á la realidad de las cosas, hemos sentido a/luir á los labios esta exclamación: ¡Qué bien canta! Y en "erdad que su estilo soberanamente sencillo, aquella dicción purísima, sin la más leve sombra de artificio; aquel sentir sincero y delicadísimo, hacen de Sarasate el cantor por excelencia, único. ¿Quién no recuerda el sublime Noctu1·no de Chopín, más sublime desde el día en que ca11tá11dolo nuestro insigne Pablo, enloqueció á todos los que han podido escucharle? Su manera divina de cantar el célebre Nocturno está de tal manera impresa en nuestra alma, que nos sería imposible confundirlo entre mil que lo inter– pretaran.. ... Por eso ocupa lugar preeminente en el sagrado templo del Arte, donde son contadfsimos los que pueden entrar; por eso en todo el mundo se le conoce y admira: y por eso Navarra se enor.gullece de contarlo entre sus hijos, y su ma~re amante Pamplona l~ mira con singular y merecidísima"predilección. Yo_ te saludo, cantor maravilloso. Remigio Múgica, Dlrect01' <ltl Orf•dn Pnmplonú. Á España en lamuerte del insigne violinista don Pablo Sarasate •Dobla ¡oh! Matrona la cerviz doliente ball.e el llanto tu faz de leche y grana y al fúnebre tañer de la campana corona de ciprés ciña tu frente. Vuelvo los ojos hacia el claro Oriente y al soplo frío de la Parca insana yerto contempla al Genio prepotente entre sollozos que el pesar emana. ¿Quién Jos trinos del ave en la enramada 6 el suspirar del áura entre las flores traducirá en torrentes de armonla? ¡Rota la dulce lira; enamorada del gran talento que pulsóla un día gime desconsolada entre dolores! José Moreno Garcla. Sevilla 25 Octubre 1900.•