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XLVII Esta es la opinión de los demás. Respecto á mí he de decir que he oíd•> á Sivori, á Joachim, á Isaye, Kubelik..... ·pero ¿como Sarasate?..... ¡Ninguno! Digo lo mismo que lo que en cierta ocasión me decía un entusiasta y nota– ble profesor de violin, cuando Sarasate había terminado de tocar entre deli– rantes aplausos el Noctumo de Chopíu.- ¡Ya no cabe más! - iYa no me resta más que dar gracias á Dios por haberme hec ho nacer en el mismo siglo que este artista inmenso; y que yo llamaría e l siglo de Sarasatel Se ha concluido la cuartilla. Pero no quiero terminarla sin arladir dos líneas, aunque se me tache de or– gulloso. De esto hace ya muchos años. La primera corona que Sarasate tuvo en su patria, fué Ja mía. El primer articulo que hablando de él se publicó en España, fué mío. Es cierto que Sarasate me pagó con exceso tan modesto elogio dedicá11do– me su famosa Jota arago11esa , y sobre todo dispensándome una frate rnal y ca– riñosa amistad, que ni las vicisitudes ni los años, han logrado extinguir ni ex.tinguirán nunca..... ¿Verdad querido Pablo? J11/io F.11ciso. Bilbao 1908.• ELEGÍA. .¿Dónde están, Sarasale, las divinas notas del instrumento primorpso? ¿Dónde, del arco aquel, vivo y gracioso, la cascada de notas cristalinas? Luctuosa, se cubre de crespones lruil.a al recibirte, frío y yerto! ¡El artista glorioso yace muerto! Y rotos de dolor los c.Jrazones! Rodeado de cirios y coronas un féretre lujoso es visitado... ¡Iruñal ¿Dónde está el hijo adorado, artista insigne cuya prez blasonas? ¡No existe yal ¡Partió, se fué del mundo, y al desvalido y pobre abrió su mano! ¡Descansa violinista soberano, prodigioso del A rte sin segundo!• Re11~0. •Siempre fué para mí la música algo á modo de una religión imprecisa pero solemne, cuyos sacerdotes son los artistas y cuyos pontífices por derecho pro– pio, son los genios como Sarasate el navarro. F. Gascue. San Sebastián 1908.• «Siempre que be oído á Sarasate he sentido en lo más íntimo de mí mismo, un aleteo divino, que es emoción y caricia y luz, como si el alma infinita de