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Hoy, en manos del genio que arrebata, parecen perlas, que eo raudal sonoro desbórdanse en briliante catarata, al roce de las hebras que son plata, sobre tus finas cuerdas que son:oro. Fiacro lrai;o:..• «Cegado una vez más por los fulgores de tu genio inmortal, gran Sarasate. hago esta observación á o:is lectores: que yo rstimo·no es uo disparate: Sobre todas las dulces armonías que brotan á!J"audales de tus manos, otra encuentro más bella en estos días: (la armon!a cn:que estás con tus paisano~! Juan P~1·e~ Zú1iiga.• •La Virgen del Pilar dice Que, además de aragonesa Quien ser paisana tuya... Y vá á hacerse pamplonesa. G. García Arista. Zaragoza, 1908.• «Intérprete del alma, voz divina que canta y ríe y se desborda en llanto y á todos nos seduce y nos domina: asombrados nos tienes y rendidos ante esa luz de arpegios de tu canto, arco iris de todos los sonidos. Mariano Miguel de Val. • )(t.¡ •Quien oyó una vez siquiera á Sarasate seguro está de no olvidarle nunca; pero el que no le ha oído, ¿podrá formarse idea, siquiera sea remota, de lo que fué su arte? Imposible: he aquí la gran pena del virtuoso, como lo es taro· bién para el comediante y para el orador ¿Cómo hablaba Cnstelar para enlo· quecer á su auditorio? ¿Cómo declamaba Maiquez para entusiasmar al públí· co? ¿Qué ignorados efectos obtenía Rubinstein de las teclas del piano? La ac· tual generación, los que hemos oído las notas prodigiosas del Stradivarius manejado por Sarasate, con evocar el recuerdo de las audkiooes pretéritas, tendremos bastante para reverdecer el entusiasmo. Mas ¿c!'imo imbuír esta admiración á los que no tuvieron la dicha de escuchar al primer violinista del · mundo? Quiz¿ oyendo á alguno de los que hoy bullen, crean que aquel coloso no superaría Aéstos; ¡qué error ! El arte de Sarasate, como ha dicho un d.is · tinguidfsimo crítico, compendiaba y reunía el de todos sus contemporáneos y en él podían ballar todos algo propio que perfeccionar ó algo ajeno que aprender. A. M. Olmedilla.•