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XL filtra en el alma; el que penetra en el corazón; el que embriaga Jos sentidos con su mágia seductora; el númen de Ja música. Y por fin descendió... Y descendió en Pamplona... Y encarnó en Sarasa/e. Joaquín Salboch.• •Maestro sublime en el arte de hacer notar el sentimiento, Samsate, ha conmovido en multitud de oc~siones hondamente mi espíritu. De amor habláronme unas veces los sones mágicos de su violín, de placer otras, muchas de tristezas y desencantos... Rindiendo hoy homenaje de admiración al maestro pamplonés, pago unn deuda; la que contraje con quien me hizo vivir, vida de arte y de poesía. Joaquín Dice11ta .• •Tú fuiste mi primer maestro musical; tú decidiste mi suerte Tu nombre, que los niños oíamos con una admiración sin límites, llenaba toda mi alma. Cuantos me preguntaban qué querfa ser, «¡Sarasate!•-contestaba rápido.– ¡Pobre de mi! Con tu mágico violín ha tiempo entraste en el gran Templo de la Gloria... yo me contentaría con poder andar por sus alrededores. Arturo Lap11er/a.• «Nuestra raza, no conserva la luz, en su retina, para encerrarla después en lienzos inmortales; pero lleva en sus oídos todas las cadencias del viento que orea nuestros bosques y todos los ecos de nuestras montañas. El solar navarro, nido de guerrilleros en los dlas de combate, éls en las ho– ras de paz, patria de músicos excelsos. A un músico inimitable rinde hoy Patnplona el tributo de su aplauso, aplau· so á que sumo con entusiasmo mi nombre, modesto hoy por ser yo quien lo eleva, pero grato de seguro para el músico en cuya memoria evocará el re– cuerdo de otro gran artista, con cuyo ejemplo, yo aprendí á admirarle. Vale11tí11 Gayarre.• •Al alborear del memorable 12 de Julio que será esculpido para siempre con letras de oro en la Historia del Arte, antes que las alegres dianl\s sor· prendan los ensueños de los dichosos moradores de mi Pamplona amada, yo á orillas del Bósforo, fijos mis ojos bácia Occidente, anhelando se r testigo de tanta grandeza, envidioso del feliz despertar de mis paisa.nos, seguiré el curso del Rey de los astros: él recibirá mis hondos suspiros, será fiel transmisor de las ambiciones de mi alma, presidirá los homenajes de un pueblo en el no más allá del entusiasmo; y, en su rodar por el mundo, pregonará la fama de mi Ciudad querida, digna madre del sublime Artista! Ma11uel Huarte. Constantinopla, Julio de 1908.• «¡No te podrás quejar! ¡Tú eres testigo de que el Cielo ha querido protejertel En poder de algún misero mendigo, tus"notas agrias como cruel castigo hubieran sido de tristeza y muerte....

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