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-43- desnrrollada. al calor de las bélicas victorias. se respiraba. se mas– ticaba. materialmente en los instantes i\ que me refiero; c:ida cual miraba. al nuevo personaje extranjero, e11 cualesquiera posición ó situación que fuera, con sentimiento de menosprecio, como si para todo lo no alemán hubiera quedado el patrimonio de Ja •tonterla•. Muchos <'jemplos de ello dió por entonces el pueblo alemán, incu– rriendo en errores qne el tiempo se ha. encargado de desvanecer; uno de ellos fué en hi cuestión antisemira; otro en el monopolio del tab11co; y orro en el <'aso qne nos ocupa: e11 resúmen: los unos en la sesión de Bock, adoraban á Joachim; los otros AWilhelmy; ¿qué hacer con un tercero?-·dice el Dr. Neitzcl. "El joven locó algo desconociJo, de un francés "(Saint-San!!s),, lo que nos confirmó nuestra opinión de que los franceses no pueden aguantar una com– paración en cuanto á. profundidad de sentir, con nosoll'os,, (¡Como ciega el amor propio!) "Tocó luego el Nocturno de Cbopín en 111{ bemol; ¿para qué, si dlas antes Wilbelmy babia tocado el mismo NocJ11n10 transcripto en re? Asi– mismo tocó una danza t11pañola 1 calificada de música tan mala, que no era de cultura.• •Mi maestro de contrapunto, Kiel-prosigue Neilzel-sacudía su cabeza; algunos hablaban de música de circo..... El nuevo personaje no parecía hallar– se gustoso en tal Sociedad y permanecla separado y triste en un rincón; algu– nos que hablaban francés le dirigieron palabras de corlesla; yo mismo no al– cancé la importancia del joven violinista, por aversión al virtuosismo, por el medio en que me encontraba..... ¿qué se yo?; pero declaro que me interesaron las piezas tocadas por él.,, "Cinco minutos de conversación que le dediqué establecieron enlre ambos un contacto intelectual, base de futura estimaci6n.,, Neitzel era conocido en Silesia, Posen, Strasburgo y otros mu– chos puntos como pianista aventajado; do tres ciudades á la vez recibió Neitzel la súplica de llevar á Sarasnte. ¿Cómo la. prensa dió cuenta de la ses'ón memorable? ¿Qué conceptos, qué juicios se ver– tieron por los críticos acerca. del nuevo apóstol del arte? No Jo sé; pero un discurrir que estimo lógico y delata.do por los hechos, me da. la. clave: no hubo acuerdo en las o.precinciones. Los criticoa y la. prensa, ge,.ma1101 á oufrance, abominaron del hom.lwe del Sur¡ por el hecho de serlo, le rechazaron del solar del arte, fieles á su lema: •Germanos, no tonto$• . Los crlticos y la prensa, • mejo1'es patriotaa• que los del grupo contrario, reconocieron el valimiento, el virtuosismo del aparecido, y convictos de que otras naciones mas sensatas arrojarlan al rostro alemán su absurda patrioterl!l., dieron rienda.suelta ií su interno sentir. Muy poco después, :el modesto violinista. fué llamado á Viena donde p_rod,ujo entusiasmo indescriptible, y á Juego ell la Gl'all Opera. de Berlín. No tardaron la verdad y el mérito én ·abrirse paso; de acuerdo con esto se confiesa Neitzel en las breves siguien– tes palabras: "CIERTO QUE NO mn1os ESTADO AMABLES EN LA SESIÓN DE LA CASA BOCK, PERO UNA VOZ INTERIOR NOS HABfA DICHO CLARA– MENTE, QUE EL NOMBRE DE SARASATE IBA Á HEVOLUCIONAR Y HACER TgMBLAR .EL MUNDO DEL ARTE SIN TARDANZA.,, Con relación á estos tiempos de la. vida de Sarasa.te.<CLa Epoca• dedicó el a.no 1887 al artista universalmente aclamado, un articulo

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