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-000- cleo de excelentes amigos, tuvieron lugar tnmbién solemuísi– mas honras fúnebres en favor del admirado violinista. El por– menor de este cristiano homenaje aparece detallado en las pá- ginas 231 y siguiente . . De los fun erales llevados á cabo en Pontevedra dió cuenta el telegrnma siguiente dirigido al Alcalde de Pamplona. •Pontevedra.-Celebríidose iglesill. San Bartolomé solemnlsimo funeral por Sarasa.te. Organizár onlo admiradores. Cooperaron des– interesadamente todos músicos capital y clero. Presidieron gober– nador y alcalde. 'Grnn concurrencia admimdores Pontevedra ex– presan pueblo Pamplonn sentidisimo pésame. Por comisión, Javier Pintos Fonseca. • En Bilbao, Vitoria, Málaga, Zarngoza y otros. puntos, ad- . miradores fervi entes del genial artista, organizaron así mismo exequias fúnebres en favor de Sarasate. De igual suerte el Casino Español y Centro Vasco de Mé– jico, dedicaron espléndidos obsequios ÍÍtnebres, consistentes en exequias y velada; ambos fueron actos memorabilísimos, en ta– les proporciones, que creemos no los ha igualado otro alguno, expecialmente los fun erales que quedan reseñados en lns pá– ginns 88 y 89. En la capital de la Gran Antilla se celebraron honras f(1- nebres, cuya descripción transcribo del Diario de la .Marina: .cHoy celebráronse en la Iglesia de los padres franciscanos, so– lemnes honras fúnebres en honor de aquel príncipe de Ja armonla que se llamó en el mundo Pablo Sarasate. Un público numeroso y selecto llenó el templo de San Agustín. Alli vimos al capitán Eugenio Silva, en representación del Oo– bornador provisional, 1.fr . Charles Magoon; al Gobernador provin– cial, don Ernésto A~berl; a l Alcalde Municipal, don JuHo de CAr– dcnas¡ al Secretario del sefior Obispo; al Cónsul de Espafia, senor Cabnnilles; á don Mauuel Üt4\duy, presidente de la sociedad •Eus– karin•; al sefior López Pérez, Presidente del Centro Gallego; Adon Maximino FernAndez, Presidente del Centro Asturiano; á don Hi– lario Mondragón, Vicepresidente del Centro de Dependientes; á los senores Azcue, Iglesias, Machín, M. Cárdenas y otros muchos que sentimos no recordar. Catorce profesores, dirigidos por el maestro Erviti , cantaron una bella misa de Hilarión EslaYa. Ofició en ella el Padre Justo F reco, franciscano, á quien acom– paflaron el Padre Otamendi, franciscano también, y el Padre Enri– que, carmeUta desc"lzo. El presbitero doctor Eustasio Urra y Mazquiardez, pronunció una. hermosa oración fúnebre en elogio del insigne artista desapa– r ecido. La colonia na.vana, y especialmente don Martín Garln e1ltn– siasta organizador de las honras, deben sentirse altamente sa-

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