BCC00R42-6-180000000000000000

-59-!- blancas de cristal; su co!cc:ición y gran número coustitulan un ar– tlstlco conjunto. Las severas naves de nuestrn Catedral, cuyos vent:tnalcs ape– lHlS permiten el paso ñ. la luz, como si quisiernn que ni la luz pul'l– sima. per turbase el recogimiento de Ja ornción, .recibieron á uno de los mayores concursos de público que h11.bn \n albergado. El día. espléndido, hermosísimo, hizo que en las calles que aflu– yen A la Catedral, se destacara brillante y bien definida la intere– sante nota popular, sobre cuyo cuadro se manifestaban las fi~uras exóticas de damas y enbnlleros extranjeros, que vinieron á Pam– plona para apreciar por si mismos, cómo éste pueblo reudhi. el úl– timo tributo de amor á su hijo predilecto, el gran violiuista. A través de una de las artísticas vidrieras del rico templo, fil– traba. un rayo de sol que, pasando por enC'ima. del túmulo, ilumi– naba un cuartel del escudo de Espuna, y el fúnebre crespón que cubrin el púlpito. Parecla como que aquel ni.yo era un haz de lu– ces del cielo, que euvolv!n el maravilloso arco del artista, colocado por los Angeles sobre el túmulo como trofeo glorioso. El hnz de luces, e¡ue unía aquel rinconcito de la Catedral con el Cielo, fué girando lentamente sobre el túmulo y llegó á desva– necerse cuando !ns últimas notas del res?onso llenabnn las i\m– plias uaves, como si aquel·rayo deslllmbmdor tuviera el encargo de recoger el último recuerdo de ht piedad, la última oración, pura JlcvArsela como ofrenda al alma del gran violinista.. Numerosísimo público, todo Paruplonn, llenaba las Amplias na– ves. • ! P ara estos fonerales no se cii·cularon esquelas, ni era nece– sario. El Excmo Aynntamiento con plausible acuerdo dispuso que todos los periódicos locales publicaran, ocupando por com– pleto la primera plana, la i1witacióu ni luctuoso acto, concebi– da en los términos sig·uicntes:

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz