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-37- poderle dar públicamente ahora con el tríbulo de mi admiración, el de mi re· conocimiento y de mi amistad. París 24 de Junio de 1908.-C. Saint Saens.,, Maro.villado Saint-Sa{lns de las extraordinnrias cualidades del joven artista, comunicó sus impresiones á Mr. Edouard Lato, quien se apresuró á escribir la siempre fresca y lozo.n11. •Sinfonfa espa· nola• que todo el orbe civilizado escuchó durante 33 anos con tan– ti\ atención como deleite, con tanto o.sombro como entusiasmo, a l sin par violinista. Pronto cundió por Parls ante el mundo musical, la trascenden– tnl evolución que nuestro compatriota introducla en el arte, y am– bos maestros suscribieron sin vacilll.r el destierro del antiguo re– pertorio, cautivados por el éxito que la nueva táctica violinlstica prometfa. Simultáneamente é infatigable el coloso instrumentista profun– dizó en el estudio de los grandes genios musicales del otro lado del Rhin: Bacb y Beetboven, Mozart y Mendelssohn, sufrieron del finí – simo escalpelo ge Sarasate la más detenida autopsia, reconociendo con escrut.'l.dora mirada y atención reconcentrada, las bellezas, to– davía no bien aquilatadas, de aquellas melódicas producciones, sentidas romanzas, clásicas creaciones que han dejado perdurable huella de sus nombres ante la humanidad , y han constituido en eterna la contemplación de sus obras ante los diletautis. Con unos y otros elementos, Sarasate evoluciona radicalmente, é introduce en su repertorio transformación profunda; pertrechado para sus ulteriores campanas de armas tan novlsimns, cabe asimi– larle al mosquetero de SM Quintín provi~to de fusil repetidor. Vagó hasta entonces por los senderos que conducen...{ldo.cresta, al pináculo de la fama, al templo de la inmortalidad; ahora ya era depositario del conjuro a cuya voz deberlan nbrirse franca.mente y de par en par las puertas del codiciado recinto. En tales condi– ciones el triunfo franco, la victoria absolutn, serian suyas. No obstante la confianza en sus proyectos, la prosa de In. vida, Ja luch<i por Ja exh1tencia 1 le imponen la necesidad de gar.ar el sus– tento, sin ab11.ndonar los antiguos moldes hasta tanto que los nue– vos sean ta.les que garanticen la obtención del ansiado triunfo en la proyectada metamórfosis de su Arte; y asl se Je ve colaborar, en pe– riódicas audiciones al lado de las orquestas Colonne y Pasdeloup, donde, sin excepción de juicios se le recouoce una primacía que si muchos le envidian, no puede satisfacerle, toda vez que, como dejo dicho, se propone realizar el completo cambio de armaduras y armamentos para In. próxima campana, que habla de constituir el avance trascendental y definitivo de su ca1·1·era artlstica. La elegante revista «Música• que se publica en Parls, nos pro– porciona en Noviembre de 1878, bajo la respetable firma. de Edou– ard Beaudn, algunos detalles de aquella época: Adquirió Sara3ale sus mas firmes relaciones, coincidiendo con la fundación de los conciertos Colonne,en el 2. 0 de los cuales celebrado en "L' Odeon" eje· cutó irreprochablemente el co11eitr/() de .Ve1idd81ohn que todavia recuerdan con placer los veteranos del arle; y cuando la orque~la Colonne se trasladó al "Challllet 0 dos años más larde, también allí en la nueva Sala contó entre sus éxitos un ruidosísimotriunfo dando á conocerla " Si11(011la espa'ilola,, que Edouard
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