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--!JSD - - -Qné a rrng-antc y q11ú simp.'lti~o --Qué geHeroso y cuán no– blc..... - - ¡Pobl'C Sarasatc!- Cvn Dios cst~-. Así, en e~tas frnsl!s :Sencillas mostraba su sentir el pueblo, al salir del P,1lacio Municipal. LA GAlT-ILLA DE SARASA'l'E. ' El arc¡ uitectónico edificio e.le ! Ayuntamiento de Pamplona ltii de nlbergar dnrante hi "gau-illa,, 1í Sarasate: en su :ímplia y elcgimtísima snh ele sesio:1es, convertida en capillfl. ardien– te, va 11 pasa1· hi última noche el cadáver del artista iucompa– rn ule, antes de su inhumación. Cubiertos el pulido pa,vimento y los dec.)l'ados muros con neg ros pni'íos galoneauos de pinta; pendiente$ de ellos hai,ta casi ocultarlos las innumerables coronas qne al frío despojo acompañan, sns emblemáticris flores evocan recuerdos de ca– rilío, gratitud, ·admiración y amor, hacia el ilustre muerto, y sus anchas cintHs de negros y violados tonos, testifican el luto popnhi.r, el de los amigos y el del Arte. Al fondo del seYero, tétrico recinto, las g·rnndes puertas de la capi llit por áureas g recas contornea,das, se abren dej:.n<lo <Í la ,·ist.<i la efigie del S111lto P11trnno que trajo al braYO solar de lruffa la fé de J esucrist<i; sobre el altnr, venerandas rcliquia!'i; c uatro velas alnmbrnn al Santo; cuatro cirios sobre argent.'ldos hacheros, chisporrotean, é ilnminan {i medias, el féretro de blanco roble con pulimentados a.ceros gua.n1e0ido: la ámplia mirilla deja ver con toda co:11odirla.d el nobilfaimo rostro, la ca– bellera romántic<l, la cabeza, leoni na de un ho:~1brc que cautivó cu ,-ida nue3tros cspfritus y para quien teníamos reservados todo el aiio nucst.ros plácemes sincei·os, aplausos frenéticos y ent11siastas vítores, en merecido tributo al honor que nos hizo, elevando más alto que otro alguno el nombre de la nativa tie– na, para la cual fueron su corazón, su memoria y los triunfos qne sin cesar le acompaiiaron en ambos hemisferios. Como si auu quisiera. alejitr de nuestra alma amarguras y dolores, lo único que en ese recinto carece de sombrío aspecto J ofrece cln.rn tonalidad, es aquel ataúd. ¡Peroenélse encien an los preciados restos ele nuestro hermauo predilecto, del artista insuperable, del soberano musical, <lel adorado Pablo Sara– satc ..... ! Argentado Crucifijo sobre el féretrn se ad vierte, y con sus b razos extendidos, parece proteger los fríos restos que allí yacen; á los piés del Redemptor se ven multitud de bandas, placas, c ruces y medallas de las potestades ele la tierra, rendidas ante

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