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-541- quez han pasado á la posteridad: sin esto ¿quien se acordarla de ellos? Serian unos de tantos. Solo Jos grnndes quo saben nsocinrse á los artistas de primcrn. fila serán nombrados, A no ser que mn.– ten, como Bona.parte, á media humauidad. Por eso soy partidario de todas las glorifl<:aciones posibles para. su paisano. Artistas ingleses y rusos que no llegan á los tobillos do Sarasn– le se han ennol>lecido por los Reyes; honor para el país natal y pa– rn los reyes. A él no se le puede hablar de estas cosas; pero cada vez que be conseguido un bonor para él, lo hn dado mucho plncer. ¿Y quién lo merece tuús qne él?... .. .. .. . Le mauda 1111 abrazo s11 affmo., Otto.• El 18 do Abril, J'enov11ndo ya sus sesiones musicales, diri– j e á su antiguo amigo Sir A. Mackenzie, la siguiente carta: · •Cal'o amico: Ahora que ya puedo permitirme la libertad nue– vamente de dedicRrme A la música, me encuentro gozoso por el placer de haber conocido su interesante Suite, y me complRzco en dirigirle mis sinceras felicitaciones por su nuevo. produccción, que es digna de lns anteriores. La be tocado ayer con Diemer ante varios amigos y todos han quedado encn11tados. Deseo parn. el la todo el éxito que merece, y que c0nstituya In satisfacción de su autor. Pablo Sarasa/e.• Al terminnr la. brillantísima cnmpaiía de 1907 á 1908 en Alemania, Sarasnte lrnbfn recuperado todo su poderío artístico y alcanzado éxitos rnidosí~imos, como el lector pudo compro– bar en las páginas 61 á 67, y mús tarde !in de:.!larado un fe. cundo escritor espaliol en cierto periódico americano; del qutJ transcribo las líneas siguientes: • La grn\'e dolencia, con haber llegado Aponer en riesgo su exis– tencia sin duda de grandisima valla. parn el a.rte, no alcanzó por el momento trascendencia en el artista como tal¡ notes se creerlo. que tuvo un benéfico infiujo en su talento musical, en su sensibilidnd, ea su ejecución, porque sin Ja menor discrepancia han reconocido todos que Sarnsate ha estado superior á si mismo en Ja. campa.na última de su vida; no babia llegado In. 1rist11 hora , ni Ja podlamos sospechar hasla mitad de l\layo último; y sin embargo, cuantos le olmos en ese último periodo cie su vida, le hallábamos superior, in– concebiblemente superior ií c,trns vccrs, y traspasados los llmites cte lo humannmente posible dentro de su profesión .• Sin e111ba1 go, ¡iJ reanudm· sn campaña en los comiem:os ele 1908 á través de la Confederación helvética, surge momentá– neamente cierto malestar, que por fortuna desllpareció á los pocos días, por lo cnal ni el propio interesado le otorgó valor alguno.

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