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-30- Pablo, (•Le Bi\by. como se le denominabn. en el bogar adopti– vo) era el nillo mimado de Jos Sres. Lassabathie: estos habían he– cho instalar un timbre desde sn dormitorio ni de Sarnsate; y otro desde el de éste n.I de aquellos. Durante lns horns del descanso, te– nla aquel que hacer frecuentes demostrnciones de presencia, con– testando á las corrientes e!éctricas de llamnda, con otras recipro– cas de contestación Este detalle da una iden. de la preocupación constante que aquellos Sres. sentían por su patrocinado; del Cl\l'i– no que le profesaban. bastnri\ decÍI' qne le dejaron heredero de la mitad de sn capital, ascenden:e de 120 000 frnncos; y no es inopor– tuno hacer constar que parle de esa herencia In. gastó Sarasnte en adquirir, pagAndolos A alto precio, los siguientes recuerdos de aquellos seres queridos, parte de los que hnbfan sido malvendidos en ausencia de Don Pablo, durn.nte el periodo de • la Commune• y que conservaba en su domicilio de P;wls últimamente. Un busto en marmol, ejecutado por Lehemam, represen tando 1~ Mdme. Lassabnthie. Un cuadro titulado •El beso•. Tres miniaturas do Mr. et 1\[dme. Lassab1itbic. Un •bur~a.n• con incrustaciones. Una mesa de noche, con mármol blanco. Un ron.reo con escudo perteneciente i\ i\fr. Lassn.batbie. Otro id . con medallón. Otro id . con do.:; meda:Jas. Y otros objetos diferentes. Ln. lncha de tendencias en tal grn.do ~ntitética<s, contuvieron á nuestro admirado violinista algunos meses sin adoptar resolución definitiva, hasta mediar el afio siguiente, en cuya época, eon,·cnci– do .dc que 110 cabia en buena lógica ni con tltnlo bastante exigirse– le tan enorme sacrificio cual reprcsentab1i. el r enunciar á sus pla– nes, y cierto de que al fin con uno ú otro c!o sus protectores habla de dise11tir, tmzó sus planes, pnso en práctica en Bo.yonn. el suyo nobí llsimo y desintereso.do (que más adcla.nre se referirá) y se vol– vió ii Paris, decidido·A recobrar su libertad con el menor detrimen– to posible del carillo que le uni<\ á los protectores parisienses. Dejo ii.l lector la consideración de aquella interna lucha en el cerebro y en el pecho del joven Snrasnte, y prosigo. Para sacudir aquel yugo y remontar el vuelo, se imponía una .evasión, por que pc11sar en una separ1i.eión acorde, era quiméri1~0; el anciano matrimonio Lassabathie veranC•\br. en Mai~son Lnffite, ocupando una casita de cal}'lpo rodeada de jardin; Pablo ocupaba u1 cuartito bajo, que abandonó ciertn. noche llevando consigo su violin y nn poco de 1·opa; dnr n.nte tres semanas nadie tuvo noticias de él, excepción hecha de aquellos ancianos que recibieron nna enria fechada en el Hn.vre, ~n Ja cun.l Pnblo les rogaba perdón y exponla sus proyectos, discnlpaba su conduC'ta y prometía darles cuentii de su existencin. Se ha fantaseado bastante acerca de lns circunstancinsqne pre– cedieron á esta foul'llée, lt\ mits ltwgo. de lns hasta entonc<'s rco.li – zadt\S por Snmsarc; quié11 asegura que un conc.liscipulo suyo del Conserrntorio parisien, le instó viva.mente de¡; fo la Argentina y lo r emitió los fondos necesarios; quién asegura qne salió contrn.tn.do

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