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- 516- vo, hermoso y sin t.acha; jamás ha tenido costrn encima. Cuantos lo han visto lo atestiguan y corrobora · sobre todos Mr. Goldschmidt. Sarasa.te jamás lo tocó en público. Algunos visitantes del gran artista solían decirle: "Verdad que tocó V. tal obra con el Stradivarius de Boissier? »-Sí. conte.-taba Don Pablo sériamente, para no quitar al intcrpelante ' Ja ilusión de que poseía un oído finísimo , y dejarle marchar, sin detenerse á desmentir una historieta que en Yano había intentado varias veces anular. Y para no incurrir en el enojo de mis lectores, me concre– taré á recomendarles rechacen por inexactas las otras dos le– yendas que cortadas por el mismo patrón aplicado á Do1fa Isabel JI, han corrido por ilustraciones y revistas, segl1n las cuales, Don Pt>dro I , Emperador póstumo del Brasil y Napo– león Ill, que también lo fué postrero de Francia, habían r ega– lado respectivamente, uno y dos St.radivarius al admirado vio– linista. ¿Qué hubiera hecho Sarasate con tantos cetros, emble– mas de magestad d~l arte, que no otra cosa r epresentaba un St.radivarius en sus ruanos? Procuren los actuales soberanos que nuevas leyendas semejantes no caigan sobre elfos, porque oi no es casualidad, será fatalismo que los tres soberanos ro– deados con la aureola de tal generosidad, hayan bajado de sns tronos con la misma adversa suerte. El tercero ó sea el Vnillanme, primero de los dos qne su poseedor ha donado al "Museo-Sarasate,,, era calificado por sn dueño de "Sobresaliente 'violín,,; fné constrnído expresa– mente para él, por luthier tan acreditado como aquel 'cuya res– petable marca lleva, y á juicio del constructor y del destina– tario, es el mejor que ha salido de los talleres de Vuillaume, en tales términos que Don Pablo repitió muchas veces duran– te su vida, no tendría el menor inconveniente en sustituir con este al Stradivarius 1724, sn predilecto, si este llegase á expe– rimentar un contratiempo . Durante 23 años, este violín fué su compauero de viaje en toda Europa y .América, no habiéndose separado de Don Pa– blo en las tuumérs desde 1866 hasta 1888, dmante cuyo iuter– valo, en los hoteles y en su e.asa le usaba con predilección. El cuarto procedente de la casa Gaud & Bernardel, cuya buena marca de origen ostenta, recordará á cuantos le contem– plen en el Museo de la Ciudad nativii, que con asombro de las eminencias musicales de :Fran!!ia fué conquistado en 1857 por el niuo Sarasate, á sus trece alíos ele edad, representando ese instrumento el premio \mico que aquel año se otorgó por el Conservatorio de París¡ y !\l~anzado por el pequeño violinism
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