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-515- a~abando de por descubrir la marca de origen que le dejó ató– mto. Sometiolo par11. cerciorarse, al exámen de expertos compe– tentes, quienes con oboraron el feliz descubrimiento: agregando qne el violín constituía uno de los más e!'timables salidos del taller del gran luthier de Creruona. Boissier envió una expléndida propina. al herrel'O y colocó el Stradivarius rojo en el puesto de honor de su colección, don– de permaneció hasta que fallecido Boissier se deshizo esta y lo comprnron los Sres. Gaud et BemarClel de París. La continuación ya la saben los lectores. Réstame tan solo para. completar la filiación de este ins– tn11uento1 estampar sus dimensiones, las cuales con su fotogra– bado encuentro en el tomo segundo páginas 102 y 103 de la magoífic11. obra "Los ancctres dn violón,., par Lanrent Grillet– París--1901: L argura central de la caja. . Anchura máxima\ en lo alto . de la I en el centro. misma. , en lo bajo. Largura de las J j . . Altura de las ( en lo bajo . eclises. 1 en lo alto.. 335 m/m, 165 ,, 109 ,, 206 » 75 ,, 31 ,, 30 ,, Y para terminar haré constar que Monsieur F'. J. Fetis, en su libro titulado "Antoine Stradivari Luthier cél,ebre, ámnii sous le nom de 8tradivarius,. y publicada en París el año 1886, inserta en la página 96 una clitsificación de los violines ori~i­ narios de los afamados talleres de Cremona y coloca en qtun– to lugar al instrnmento de que me vengo ocupando; es de no– tar que en esa. época figuraba ya en la colección de Boissier con el sobrenombre a.puntado. Efecto sin duda de que este instrumento había sido tocauo poco, resultó duro y se le resist.fa al maestro, de tal suerte que en los dos ai'íos subsiguientes al de esta compra, no le usaba más que á cort-0s intérvalos, hasta que dominaba su dureza lo adoptó como compañero muy gustosamente , para estudio y como reserva en sus viajes. . El Boissier (no le hemos de quitar ya su apodo) está tam– bien conservado cual si saliera a.hora del taller rle Uremona; resulta á todas lnces increíble que haya sufrido tantas mala– venturns como la fábula le ha atribuido, antes bién ha debido estar en manos tan delicadas como las del nombrado coleccio– ta (\mic:\ parte creible de la leyenda). Su barniz es el primiti-

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