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-29- dos, no recibió ta.1 obsequio, porque no se lo ofrecieron; ni proba– blemente habrla por entonces en aquel Estado olro violín origi– nario de los celebrados talleres de Cremona, que el de 1724 usado por nuestro admirable compatriota, violín que en algún capitulo ultel'ior se encontrará resellado con todo detalle. Pero observo que me aparto del orden de los ncontecimientos y omito delnllcs int<'rcsantes de los que no debo privar al lector. Pablo babia conocido AMax Strnckosch e n París; este famoso empresario norte ameríc1ino carecf1\ por entonces de representan– te e11 Europa: en su consecuencíii el eonlrnto ideado por UUl!Stro compatriota no pnsnria de proyecto sin cruzar el Océano; para su realización em forzoso marchar 1\ los Estados Unidos, y una. vez nlll, frente 1\I popular emprcsal'io, podría llegarse á estipular un compromiso. (a) Resuelto l\ todo, compareció Snmsate en el escritorio de Mon– sieur Glnndaz, agente de cambio y bo!sa en 111. capital cosmopoli– ta; expuso su demanda de mil francos, y lt~ justificó con declnra– ción do sus planes: -¡A América con mil frnncos?-lo interpeló Glandaz.-Se mo– riri~ V. de hnmbre. Tome V. por lo menos cinC'o mil y mnrche sin cuid:ido. Insistió Pablo en lo limilndo ele su dcmo.nda, declarando s us o.horros, sus cálculos y espera11ztts. Un pasaje de sogundt\ po.ra Nuevo. York y trab¡1jando a lll, pronto re integrarla el anticipo. Mucha discreción hast:i que cmbarci\ra, para evitar qne sus pa– dres adoptivos dificultase n la evasión: esto pidió e! joven Asu ttmi– go el agente con gran encarecimiento y no menor reserva. Constituidos e11 padres adoptivo!> del jo\·eu artista los Sres de Lassabalhie, su pr<'pondernnchi sobre el patrocinado nnv¡\rro se hacia se111ir notoriamente, y el corazón de Pablo se veía solici1ndo por opuestns aunque similal'es tcndcncins, ninguna. tle las cuales se p:ircela ni acomodaba á los planes del futuro rey del violín. De una parte el proyecto del ang<:l tutelar Don Ignacio Garcla y Echevnrrln, que se concretaba A hacer de Stirasate un Profesor del Conserrntorio de Madrid; y de otro, las aspiraciones del anciano matrimonio Lassabathie que cifraba todas sus ilusiones en ver A s u adoptado ocup:i.ndo el puesto de Mr. Allard en el Conservatorio parisien. Avn11zaclo el año 1867, cumplidos los 28 de su edad, contando con éxitos francos y entusiastas obtenidos, en los concier tos Pasdo– loup; aclamado por cuantos llegaban l\ co11ocer su :1rte, aquellas dos pnralelas tendencias de sus protectores de Bayona y París, eran igualmente menosprecindns por Pablo, el cual, abrigando t:n su por\'enir una f'é ciega é i11dC'struc1iblo por ot ro enmioo, no po– dín en mnnera. alguna sentirse alhagado con planes muy inferiores á lo que y a e ra. en él nspiració11 arraigndn por propia. observación desapnsionnd¡\, y fortnlccida poi' el unflnime parecer do maestros tan renombrados y competentes como Rossini, Saint-Saens, Lo.lo, Allnrd, Aubert, Max Bruch, i\tttssenet y ot ros. <•¡ ÍAS doh•lles de estu. aventura muy poto conochl", 11roeed.on du mi diblingu.ido 1,tmi••o Mo¡11 eu1· 0110 Ovldschmidt. • · "
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