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-508- IJ.lle 110 toclvs sou. /lrime11cos por ser andaluces; las seguidillas; los zortzicos sentidos, melódicos y atrayentes de la ·grau familia euskar!"lj la. dul.ce y armoniosa mui1iieira........ ¿Serán también :flamencos el zortzico y la muií.leira? · Ni estamos conformes con que no se conocit:se otra clase de mú:sica popular en la época en que se formó el artist<\ y el compositor, ámenos ele que Sarasate fnest: antecesor de los Celtas, Iberns y E uskaros, ele cuyos cantos arranca el zort– zico. Véase la lista de las composiciones rnusicales del propio Sarnsate, que no conocería el P. Villalba al morir aquél, y confesará que ba emitido juicio sin conocimiento de causa. Y para· que- si tal hubiere sido su intento-no resulte achi– cada Ja figura artística. de Sarasate, haré constar, que tanto el pati·iotismo, como el asombroso talento musical del génio que por desgracia hemos perdido, fueron la causa de que aquella. fecunclísimii. imaginación produjera tantas y tan variadas com· posiciones musicales, inspiradas en los aires populares de los países donde se detuvo siquiera nnn. semana de su vida; á ma– yor abundamiento, observe el catálogo ele dichas composicio– nes, y entre ellas se hallarán las "Canciones rnsas,, que tanto deleitaron en el vasto imperio moscovitl"lj y la ",1felodta 1'lt· mana,, hm celebrnda en Oriente; y la "Barcarola venecwna,, aplandidísima en Italia; y la "Habanel'a,, prodigada en Amé· rica; y los "Aires escoceses,, que sacaron de su flemática com· po.stura á los hijos de Albión, quienes los acogieron con frené– tico clelirio. Agrega finalmente el mismo P. Villalba: Sarasate además no ha dejado discípulos; ni como Monasterio, ha Cl'eado una escuela de violinist.as españoles...... ,, ¡Espantosa acusación! ¡Pecado nefando! Además, para mayor monstruosidad, hay una doble cil'cunstancia agravante que no pnede pasar desaperci· bida: Sarasate rechazó ser Profesor del Conservatorio de i\fa. drid (tan solo lo fué honorario) y salió de Francia pa1'a no lle– gar á verse elegido Profeso!' ele] Conservatorio de París, y sin embargo yo no creo qne por esto se sientan los dignísimos Profesores de ambos Establecimientos docentes, en' lo más mí· nímo molestados. Que Sarasate no haya dejado discípulos, en manera alguna admitimos que deba ni pueda ser obj eto de censura. ¿Por ventura los sábios tienen monopolizada la ensei'íanza? ¿Es patrimonio de los graneles hombl'es la facultad did.ácti· ca? ¿Qué mayor placer, qué mayores satisfacción y honor pa– ra. un sábio cualquiera, cual sería el multiplicar la ciencia

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