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-502- dola. La dulzur11. y suavidad de sus sonidos anobaba á los oyen– tes; sus pasajes, sus gorjeos y trinos, habiau perdido, como dice un critico, la terrenal pPsantez: se cernlan como las leves mariposas del verano, bailaban cual los átomos en el espacio. Sarasa.te arrancaba su sonido á las cuerdas con indescriptible y delicada facilidad y con gracia elegante, iniprimienqo ácadn pa– st1je su propia severidad; durante una generación ha encantado á sus amigos alemanes, y volvía siempre muy á gu~to á estar con ellos. En adelante no Je oiremos más ..... Nació en la vieja ciudad vasca, hoy capital de Navarra, donde su pndre, músico militar espnñol, vivla. A los diez años, como un prodigioso nifio musical, tocó en la Corte de Madrid ante la Reina Isabel. En 1856 llegó al Conservl\torio de Parls, y en 1857, consi– guió el primer premio de la clase de violin. A los quince empezó sus correrlas artlsticas, obteniendo en todas partes el éxito más brillante. Visitó Alemania en 1876, y desde esta fecha repitió fre– cuentemente sus visitas, y siempre se le hizo objeto de lamás entu– siasta. acogida.• De la magnífica revista alemana 'l'calro y M1ísica recorto los párrafos siguientes, aunque concisos, expresivos: •Snrnsate procede de Ja llamada escuela franceisa, enlazándose con los sucesores de Viotti, Roder , .Kreutzer, B:i.illot y Htibeneck. Desde sus primeros años mostró aptitudes que marav illaron y admiraron Alos entendidos En 1856 entró en el Conservatorio de Par!s; en 1857 se vió en posesión del primer premio. Algunos años mAs tarde empezó sus viajes, en los que llegó hasta Américt\ y Oriente, regresando colmado de gloria para. establecerse en Par!s. Ya en 1876 gozaba Alemania de su arle, y en todas partes donde se presentó, en Berlín, Leipzig, etc.. ganóse la adhesión rendida de la entusiasmada multitud, ia qnl) hasta el último momento le ha guardado la fidelidad que mereció por su mérito extraordinario. A un asombroso dominio de la técnica, un!a la sugestión de su tem– peramento; á la milagrosa dulzura de los sonidos, una extraordi– naria· elegancia que rcsolvia los pasajes más difíciles con especial seguridad y destreza: Atraía, sobrecog!a, fascinaba....,. lo que era bastante. Estos efectos eran precisa.mento los que buscaba Ja es– cuela en que se habla educado. Sarnsnte produjo algunas pril,lloro– sas composiciones, cuyos temas fué á buscar en los ardorosos bai– les espafioles y en los picantes aires gitanos.• De La T1·ibuna periódico de Roma, son las siguientes lí– neas, que encierran una sentida npologí11. de nuestro seductor artista: cCon Pablo Martín Melitón Sarnsate y Navascués desaparece de la esc<1na del arte uno de los violinistas que más poderosamente ban hecho vibrar de entusiasmo á los públicos de todas partes del mundo. Pocos bao viajado tanto y por tanto tiempo como ól; po· quisimos han conservado como él una primacla indiscutida desde níno hasta su muerte. (Té11gase en c1w1ta que Italia ftté la pat1·ia de Paga11ini).

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