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- -489 - Aparte de su excC'pcional cultura mu::;ical y de las disposiciones de su espíritu par<\ interpretar ú todos los gmncles compositores el secreto de su· éxito ~stuvo, r1•dicó princip,ilmente en su mara.vi: llosa orgauizar.ión flsica; para vencer todas las dificultades, abso– lutamente todas las que ofrece el mecanismo del instrumento. Los que mAs se entusiasmaban oyéndole eran los profesores de violín, que no acertaban á explicarse, asombrados, ciertos movimientos de sus dedos, ciert<lS posturas imposibles, 1\nn para las manos mAs ejercitadas y expertas. Era lo mi!smo que si asistiéramos á ciertos juegos malabares ja– más sospechados. Los cinco dedos de su mano izquierda pareclan cincuenta, todos ellos con las aptitudes del vuelo. A esta ligereza de la siniestrn, correspo1:día la solemne seguridad que al arco im– primía la diestra. Sn mano izquierda era una golondrina y su de– recha era una águila. Con t¡i,Jes medios obtenía efectos sorprenden– tes, manwillosos, de una nitidez asombrosa, efectos que consti– tulan Ja quimera de todos los concertistas.• (Gmndmontag11e.) Las manos y los rledos ele Sarasate! ........ Grandmontagne ha dado en el blanco. Allí esta.ba el secreto, como en la gar– ganta deforme de Gayarre radicaba el arcano de su voz que– n1bínica. Sin su deformidad laríngea, Gayan·e no hubiera pa– sado de la fragua al escenario. Sin aquellos dedos espirituales (pe1·mítase el apelativo antitético), Sarasate, no hubiera sido SARASA TE. Veamos la mano de Joachím: corta, maciza, fuerte y car– nosa; pletórica de gTasa, abultada en todos sentidos; cruzada de surcos en todas direcciones; robusta, llena, pesada, dedos cortos, abotargados, estorbándose unos á oti·os; losas de plomo para las cuerdas del violín; esa mano izquierda parece cons– truída para un g igante corpulento, capaz de mover el mundo sin la palanca de Arquímedes; esa mano es el emblema de la dinámica, y puede ser, por lo titánica, la marca de fábrica de Altos Hornos y cerrar por sí sola las enormes compuertas de la1:> cataratas del Niájara. (a) A esa mano hercúlea y poderosa correspondió el estilo ro– busto (nota ciiracterística), del insigne clásico de Hungría. Veamos ahora la mano y los dedos de Sarasate: estrecha y larga; no macilenta. Fina y ligera; no escuálida. Con la densidad de una pluma de canario; siu más musculatura. que la precisa para cubrir los huesos. Mano nfrea, t.ersa, trasparente, sin aso– mo de surcos ni abultamientos; los dedos menudos, finos y pro- (a) Cumplo un deber de imparcialidad y riodo el tributo que siempre guardo para la ver.. dad, hncíeodo constitr que el grnn Joachim, había sufrido lnrga dolencia de car•cter reumiltieo en ambas extremidlldes; y á la vei consigno que, auuque eu menor esCAla, también Sarasatc sintió Algún tiempo et m1timo pfldecimiemo.

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