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-478- cendio devastador¡ y el dulce deslizarse de la brisa, en hum– ean furioso que todo lo derrumba y aniquila. Toda la poesía campest.re se infiltraba suo-estivl\ en el es- '. d s o pmtu, oyen o á nrasate sus zortzico~: la belleza de las cam- piñas vascas, la serenidad del a:nbiente euskaldnna, hastfl. el aroma de las tierras y florecillas, me p<trecían emanar del vio– lín de Sarasate con mayor perfección que de las cautivadoras canciones euskaras, y hasta dibujé en mis éxtasis, alguna vez, la aparición del bardo vascón, el inolvidable Iparraguine, co– rnnando la frente hermosa de Sarasate con guirnaldas del ro· ble simbólico de Guernica..... ! Si: todas las espontáneas canciones del campo, con el su– surro d e los arroyuelos, las q llerellas del viento que lucha en su canera con las hayas y los robles, las ca ricias de la brisa sobre las flexibles corolas de las silvestres florecillas, las co– plillas pastoriles de las zagalas, los h-rinzil;; de los rústicos montai'íeses, las caRtnrias del labriego, el intermitente chirrido de las carretas, el lejano tañirlo de la campana despidiendo al sol poniente, la mesurada palabrn. del elchecojaim relatando á sus nietecillos la añeja leyenda..... eso y mucho más tría á mi mente cautivada, el sonido encantador del stradivarius pri– vilegiado.... . ¡Pobre Sarasate..... ! Empero constituiría censurable prete11sión imponer sus juicios exclusivos el autor, cuyos conocimi entos rudimentarios d el arte musical 110 le antoriz1m p:wa formular una crítica propia. · Algunas opiniones de las innumerable; y autorizadísimn.11 que han sido exa.minadas por personas d'>tadas de aptitudes reconocidas, van Á. desfilar á continuación: d igan ellas quién fué, cómo fué y cuanto fn é en la. esfera de la. música Don Pa,– blo Sarasate: Desde Laibach , el 3 de J\.fa.rzo de 187 fi, le escribe una de sus entusiastas admiradoras en los términos que copio: •Seüor Sarasa.te: Acabo de saber por l\ír. Karinget· queba com– placido á V. mi breve poesi<\. Lo celebro y para satisfacer sus de– seos le remito el origin!i.l de mi pulio y letra.. He querido expresar eu ellos que vuestras armouii1s repercuten c:n ei corazón, y que esa impresión no se perderámientmséstepal– pite. Oirá V. equivale á no olvidarle jamás. Yo hn.bla oido á He· llcr, Hellmesberger, Miska Hauser, Ln.nterbach, Wilhelmy, al mis– mo Joacbirn; ciertamente les be admirado, pero no me ha.u produ– cido ese fascinador encanto que se ex perimenta oyéndoos tocar. El cn.ntar de \' uestro \· iolin demuestra que V. es el elegido entre todos, que á V. ha venido á para.r el rayo divino del genio. Las frases de vuestro Stn\divti.rius conmueven el alma y la tmnspor- .

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