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-463- . vios no se estremecen con el fluído seductor que emanaba del arco mayéstatico y tan solo nos queda el recuerdo vivo, la indeleble huella de aquel bienestar que Pablo infiltró en nuestro sér íntimo, también nosotros debemos intentar la t.a– rea insuperable de expresar con fa torpe palabra de que dispo– nemos, algo de aquellas sensaciones misteriosas, <l~ aquellas impresiones que el espíritu recogió al escuclrnr al inmortal Sa– rasate. 'I'area superior á un hombre, preciso é irremediable ha si– do llamar en nnest.ra ayuda algunas de las muchísimas y au– torizadas voees, de los juicios más competentes, entre los emi– tidos á millares, después de pasar á la vida etema el elegido del arte, el maestro sin tacha, el violinista avasallador. Y ya que convencidos de nuestra impotencia, acometamos tan árdna tarea, comencemos dici•mdo en nuestro auxilio y disculpa, con el poeta: •Todo el tiempo lo trunca; más los triuufos legítimos del Génio por mandato de Dios no mueren nunca.~ Nadie pretenderá ser tan dueí'ío de la intimidad de Sarasa– te como 111r. Otto Goldschmidt á. qnien debe este libro todos los documentos de celebridades artísticas que le avaloran, infini– dad de datos curiosísimos y pormenores que r evelan la identi– ficación de almas existente entre el artista y el inteligentísimo Secretario. Más de 31 años reunidos en viajes y hoteles 1 en trabajo y descanso, en Europa y América, no podían menos de fundir en una sola aquellas dos almas. Así pues, J\fr. Goldschmidt representa una garantía plena de exáctitud en cuanto, bajo su información se afirma en este libro; las ap1·eciacionss del amigo insepnrable, del Secretario activo, fiel, reflexivo, afortunado en sus gestiones, inspirado en sus planes, observador sesudo, modelo insustituible como hom– bre de confianza del artista, sus apreciaciones-repito-son in– discutibles y de un valor incalculable. Vearuos pues, qné nos dice con relación al artist>l., con relación al período ele esta se– gunda mitad (1877-1908), de aquella preciada existencia; ha– bht por él el autor, tratando de ordenar las ideas ele aquel. Niño Sarasate, estudi6 mucho; pero nunca, entiéndase bien, 11u11ca trabajó en el estudio, por la sencilla razón de que jamás encontró dificultades que le exigieran esfuerzo. En la última decach1, 11i aún estudió el violín, aunque sí la composición. En vcra.110 no le gustaba. toca1· y no tocó más que rara vez y por cowprornisc:>; la t'1ltima de estas foé el 11 ele Septiembre

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