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Capitulo 2.º EL ARTISTA. 11 un en medio de esleabatimientomoral que agosta la scciedad preseutt:. aun rodeados clel grosero materialismo que nos con oe, los portaestandnr- E!!~!!!!!:!~~!;!!~~tes del sublime lenguaje de la música obtienen todavía público galnr<lón y alcanzan las consideraciones de Ja humaniditd. Y los que como Sarasate, ndcmás, hacen reso11ar ante el extranjero C'I nombre de nuestra pat1fa infortunada con ecos de admiración y respeto, semejautes á galana y perfuma– da fto1· halladn. en medio del enmaral 'ínt.lo zarzal de nuestrns discordias y ruindades, los que como el l':favrirro augusto apor– tan la veneración de los extraños para In. tierra por otros me– nospreciada, baiiándonos de nuern en las auras de la glo1·ia, resurgiendo las epopeyas oh•idadas y las grandezas ya bono· sns, por virtud del mágico conj uro de sus armonías sobrenatu– rales, tienen derecho ií algo más, si no hemos de ren11ncia1· sus sobrevivientes y obligados, á títulos que ennoblecen y dignifi– can, como á. la madre ennoblece el amor á sus hijos. Sarasate qnc al n11ccr á la vida tenena ostentaba ya cu la frente el sello ele su prcdestiOHción artística; que desde su más tierna infancia manifestó los destellos de In. supe1·ioridad y del géuio, y los títulos Ílltlll'OS que habían ele conducirle basta];~ cima de la inmol'talidad, franqueó sin dificultades esa barrera
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