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-460- durante vnrias semanas han dedicado al artista inv<>nciblc sen– dos artículos biográficos y necrológicos. De tal suerte habrfa ganado en amenidad este capítulo, pe– ro hubiera padecido notoriamente la seriedad del libro; ante t!il disyuntiva, no hemos vacilado un momento en . sacrificar aquella cualidad en aras del carácter de anténtico q11e qnere– rnos posen este volumen en conjunto y en detalle; y conse– cuentes con tal idea, nos permitimos recomendar no se acojan con candidez ni sin reservas fot·males, las siguientes aventura.s atribuídas á Sarasate, probablemente por imag·inaciones más propensas á la inventiva qne á la exactitud: l.' La discípula de canto. 2." El abanico de 6:8 3." La ópera "Galatea,, 4." El indnlto de I sabel 2.• 5.• 'l'ocando el violín de un mendigo en París 6 en Viena. 6." La desaparición de 30.ilOO francos. 7.• El perro vagabundo. 8.ª La casita de Morfox, cerca de Londres. 9.• El regalo de 20.000 francos á Berlioz. 10.' Director del Conservatorio del Brasil. 11." Huída de Río Janeiro. Y otras no menos pintorescas é inverosímiles, que carecen de garantía plena de certeza. Sé de antemano que no ha de faltar quien eche de menos en este capítulo un pnnto delicadísimo que con tod<l. pt·emedi– tación el autor deja intacto, teniendo paré\ ello dos razones, á saber: primera, el pl'ofundo t·espeto que siempre debemos sentir pa1·a. el sagl'ado de las creencias, y de las conciencias, dejando que las juzgue Aquel que las ha de pt·emiar 6 castigar¡ y se– gunda, la esperanza de que persona ligada á Sarasate por vínculos de la sangl'e, tal vez tocará este extl'emo, hacién.– dolo con un conocimiento de causa del que no está en pose– sión el autor. •

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