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-23- bien excepcionales; á sus 13 años. según opinión de lodos sus contempor~neos, tocaba el "iolín de una manera personal;y esta personalidad la ha conser– vado sieropre, por lo cual yo creo que ningún maestro, sea quien fuere, pudo jamáo, imponerle otra manera á aquella naturaleza especial y única en el arle del violín,, Y as! mismo nos dá idea de como iban ensanchándose los lími– tes de su popularidad, el siguiente recorte de «Le IJ.lenest1·el• "El joven Sarasate, ya justamente renombrado eulre losgrandes violinistas, acaba de ser escriturado para el próximo concierto de la Sociedad Filarmónica de Orleans en compañía de Mademoiselle Pauline Viardot,, Como también corrobora lo propio, la noticia que refiriéudose á Ja primavera del ·mismo ali.o, copiamos de la •FranciaMusical» (1860) El joven Sarasale ha tenido el honor de tocar el Domin"'O úllimo en la ca– . pilla Imperial de las 'l'ullerías, un "0 Salularis. q1,1e Mr. Aubert ha compuesto expresamente para él. El violinista reputado, ha dejado encanl<1do á su audito– rio por la pureza y elegancia de su estilo. El iluslt-e compositor ha quedado en– . cantado al contemplar cuan admirableme!1le ha sido comprendida é interpre– tada su precitada obra.,, En vlsperns de cumplir sus 17 a.nos, el Viernes 8 de Marzo de 1861, se abren para él las puertas de otro alcaz11.r. En el Palacio de las Tullcrias, residencia del Emperador Napoleón III, se celebrn un Coucierto en el que nuestro laureado artista ha de ejecutar un solo · de violin, composición de su Profesor ~fr. Delfín Allard, una fan– tasfa, sobre la •Mutta di Pol'tici• . Asisten entreotrosartistns Mr. Au– ber t, Director del Conservatorio y como ejecutantes lns señoras Penco y Alboni y Jos Sres. l\Iario Badiali y Zucchini. Cuando llegó el nú1ñero cuarto del Programa, encoruendndo al fu turo emperador del violfn, comenzó la orquesta el tutti (que craelmismodela overtura) y Sarasate salió escapado, violín en mauo, al gabinete i.nrnediato re– servado á los artista~; al darle la entrada el Director de orquesta, · observó este que el solista no estiiba en su puesto: extrañeza. ge– neral y explicación de Aubert á Napoleón: Sarasate hiibhi ido en busca del arco olvidado, pero á poco entró triunfante, sereno, sonriente, con su arco. Se comenzó de nuevo, y el jóven tocó divi– namente y se ganó las simpatías y admiración de la Corte y de Jos artistas presentes al acto. El Emperador sele acercó, y mira.ndo h!\.cia el suelo, por la grnu diferencia de estatura que habla entre ambos, Je dijo después de una pausa que no era precis11. para ta\es palt\bras: •Yo he oído á Paganini>; no babia .motivo para interpretar más que en un sentido literal esa frase, que no envolvió elogio alguno paraSarasate. Cuando este refería el hecho soltaba una carcajada agregando: •Y eso es todo lo que se le ocurrió decirme.. Se sentia molesto al recordarlo. (a) El Emperador regaló (¿,seria para compensar su torpe expre– sión'{) un rn·agnlfico reloj con esmalte y brillantes y su cadena de oro, al jóven Sarasate. El reloj es el mismo que con muchas otras alhajas. figura en la colección donada al Ayunta,miento de Pam– plona. (a) Debo estu notid•s á Mr. Goldechmldt.

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