BCC00R42-6-180000000000000000

-451- de radical manm·a aquel detalle de sn vida, prometiendo no olvidar en lo sucesivo las caritativas 1·eflexiones de Sarasate. De los conciertos benéficos celebrados por este artista, ge– neroso cual ningún ot1·0, en todas las naciones, podt•ía formar– se una lista que compondrfa un libro de muchísimas páginas; para testimonio de ello baste citar un hecho elocuentísimo que ocurre en país muy lejano; en Rusia, allá donde ninguna afec– ción puede unirle; tal es la fama de prodigalidad de Sarasa.te, hasta en aquella apartada región, que cuando en 1883 mar– cha al remoto imperio mosco,1ita. para celebrar tan solo diez conciertos de pago, le piden hasta 27 conciertos más, todos de condición caritativa; y quiere celebrarlos todos, aunque sea si– multaneando dos en cada día, habiendo pot• nn de reducirse ¡\ 14 dichas 27 audiciones (según noticia que me suministra ~fr. Goldschmidt) , por no haber posibilidnd material ni plazo hábil parn cor1·esponder á tocias las demandas. Para fines benéficos ha celebrado solamente en Francia más de 250 conciertos, representando Rl promedio de prodnc– tos ordinarios, una renuncia á percibir de r.o0.000 francos. En Alemania, en Italia, en Inglaterra, en Bélgicn, en to– das pa1tes, su violín maravillrJSO, su talento insuperable, su complacencia, franca, sin regateos, antes bien con derroches de inspiración, estuvieron en todos los momentos á servicio de la caridad, virtud hcrmosíl!ima de la que ha dejado prnebns evidentísimas. Madrid, San Sebastián, Znragoza, Galicia y Navarra, tes– tifica11 lo propio con prnebns innnmernbles. Monsieur Goldscbmiclt dice qne nnuca podrá dar exacta relnción ele las fiestas caritativas ele Sarasatc, pero asegun\ formalmente que Sarasate hubiera muerto pobre, si no se le hubiera limitado constantemente su propensión á tocar de ca– ridnd, aun contrariándole mucho en esas limitaciones. Al ausentarse de Pnmplona todos los aí'ios Don Pablo en la segunda quincemi de Julio, dejaba á una persona de su con– fianza é intimidad, la suma que le parecía oportuna y propot·– cionadii á las súplicas de limosna que durante su estancia re– cibiera; ni un solo alío omitió esa piadosa costumbre, y nnd1~ digo de la cuantía de sus limosnas, porque me constl'I le cles– agradaba se hiciesen públicas; pero sí aseguro que también re– cibió muchos ese1·itos de gracias poi· su generoso comporta– miento hácia sus paisanos desvalidos. Vivía muy confiado e11 alcanza1· longevidad, salvo acciden– tes imprevistos; y á titl consecución le otorgaban cierto det·e– cho sus morigeradas costnmbres, entre b s cuales mel'eces ci-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz