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-442- ¿Qué mayor co1·onació11 que el nombrnmiento de hijo predilecto do mi ciudad natal? Mi alegria es grande cuando voy it mi pah;; tanto es asl, que no pienso en otra cosa en todo el in,·ierno duran– te mis largits peregrinaciones por Europa. Mi pequcíia estancia en Pnmplona es la recompenso. que me ofrezco ú mi mismo después decalla una de mis n1das campaiias; pero desei> que sepan mis pnisa– nos, España y el mundo entero, que los quic1·0 desinteresadamente, y que no me gustan, y he sido siempre enemigo de ellas, l:ts m«– nifesU\ciones, fuera do las que se otorgan al artista en el local donde se muestra. Cuantas veces te he contado que lo único que me violentaba y me hacia sufrir eran aquellas emradas 4ue me hacían en mi pueblo, sobre todo por el miedo de que creyesen al– gunos que no iba sino para que me recibiesen de esa manera; los alios pasaban, y no encontraba medio de suprimir lo que habla lle– gado á ser casi una tradición; ahora que ya lo puedo hacer, me considero e1iteramentc feliz, y pido, como inmenso favor, que me dejen llegar tr1\nquilamcnte cuaudo me parezca, cuanto mlts que ya sabes que las grandes emociones me son penosísimas. 1\1dme. Berta Marx irá, y probablemente uno de los más céle– bres críticos musicales dt' Alemania que escribe en la famosa Ga– ceta de Cvlonia que se lec on el mundo entero, y que piensa hacer el viaje en n.utomovil; o.demás de escritor es gran pianista, compo– sitor y director de orquesta; asi que los pamploneses tendrán p1·0- bo.blemcnte la gran satisfacción de oir, cntrn otras cosas, grandes pAginas de Saint-Sai:!ns para dos pianos. El sellor Otto Ncitzel (es el nombro del critico} hará uno. rela– ción en su periódico de las fiestas de San 1''c1·mln, tan celebradas universalmente, como consta pam los que tienen la suerte de po– der· ojear la. prensa aleman:i., incluso •A Tutli Q.uanti.• He tenido mucho éxito este invierno con mis nuevas composi– ciones, sobre todo con una de ellns titulada •La Cazth rapsodia con orquesto..... .etc. Vayo. un abrazo de tu affmo. Pablo Sai·asate. • L e inspiran repugnancia los ignorantes y los aduladores, los parásitos charlatanes que le asedian con frecuencia; con claridad navarra los ahuyenta, evitaudo las descorte~ías y 111 propio tiempo remarca su adhesión y fidelidad á los íntimos; más si entre los que le asedial'l se halla idgi'.111 músico desgracia· . do, di:: todo se olvida y su magnanimidad no reconoce límites. Pueden contarse por muchos centenares los ejemplos de este generoso apoyo 6. sus colega!!, y aun l'CCe!ando á veces que estaba siendo po1· nlgunos, objeto de desleal explotación, pro– sigue sn benéfica conducta hasta que apo.1·ezea clara, evidente é indiscutible y sin disculpa, la farsa con que se le engaña; entonces solía exclamar:-¡Ah que equivocados est.án , si creen que voy á escarmentar! Después de ~fr. Otto Goldschmidt, uno ele los que se ha·

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