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-435- sicas, toda vez que á sus cnarenta y cinco aí'íos era casi un atleta, y su musculatura perfecta, en tal g1·ado que, como afir– ma uno de sus íntimos, se habda ganado la vida como modelo en los talleres de esc11ltnra; pero le falt.aban la destreza y el cál– culo necesarios. Por el cont1"<trio, al mus, demostraba una sin– golar habilidad, que llamaba la atención de sus competidores, aun descontando el hecho de tener lo que se llama ordinaria-· mente "buen naipe,,; circunst11nci11, q11e unida á la oportunidad de las mentiras para envida r, decidía con snma frecuencia las jugadas á su favor. Sus ':6rdagos,, le dieron celebridad en las tertulias musistas, donde alg·unos p1·etendían explica1· aquella superioridad atribuyéndola al poder fascinador de sus hermo– sos ojos, que al fijarse en el contrincante, parecían arran– cnrle lit coufesión del jnego con que luchaba. En su,._ cartas al primo pl'Cferido Don Baldomero Navascués, (algunas de Jas cuales se trascriben en este lib1·0) se advierte la preferencia del gran Sarasate por este sencillo entretenimiento, originario de su tierm nativa. Véase como le presenta un diario local, practicando este juego: ·Siempre que esta.bacon paisanos que le hicieran Ja partida, Sarasate se sentaba á jugar al mús, en el que era muy mentfroso, pues fácihnente se le escapaban los ó1'Clt1gos. Dnrant!) su estancia última en Pamplona, era su compaliero predilecto el Sr. García Peña, del que decía tenía el juego de mús clásico, mientras él tenia el juego valiente. Por su afición á los toros, hacia la semejauza, de que él repre· sentaba á F rascuelo y García Peila á Lagartijo, por consiguiente no habhi quien pudiera competir con ellos. Pero Ja suerte los abandonó, perdieron algunas partidas y co– mo ¡en lo único que era orgulloso! él se creía incapaz de perder, cortó la coleta á Lagartijo y adoptó por companero al maestro Vill:i.. Las po.rtidas erli.n á seis amar1·ecos 1 y atrnvesaban en cada par– tida nada menos que ¡dos reale!:>! Cu:.i.ndo Sttrasate ganaba cuatro ó cinco partidas, no quería continuar, para no dar la revancha; as: les •tomaba el pelo• á los contrarios, qneacostumb1·abanser Jos señores Irazoqui, y Pascual.> Pero resulta más interesante esta otra partida. cuyo relato es del propio Don Clemente lbargnren, antiguo amigo que fué rlel celebérrimo Sarasate: Memorable partida de mús, relatada por O. Clemente lbarguren Fecha: Agosto de 1893 Lugar: Restamant del Puerto, Pasajes (Guipúzcoa).
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