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-434- Pablo; esto cogió las gafas, ~' mirando al pulío quedósesuspenso al no encontrar el grabado, no sabiendo explicar la caus¡i. ml\s que de esta forma.. ¡Ya ,.e Vd. si seria flno que se haborrndo! - Se fué el visitante, y á un descuido de Sl\l'asate, se cambió el bastón apó– crifo por el verdadero. Vino un nuovo amigo, y Don Pablo le con– tó el caso del bastón. Ln \'isita. le hizo notar que estaba equi\•oca– do, por cuanto que en el pul1o se vclrt claramente el nombre de •Pablo Sarasn.te.» Este calóse por segunda yez las gafas, y si l\tóni– to se quadó anteriormente, muchn mils sorpresa le r.ausó In nueva aparición del grabado, no sabiendo ya explicar el caso. Succdióse la visita y hubo cambio de bastóu, equivocándose de medio Ame· dio el insigne artista con su explicación famostt 1 pues cuando él ha– cia notar á la visita el fino grabado del puno, ésta buscaba lns fan– tásticas letrns, no bailándolas poi· ningún lado. A la quinta 6 sexta vez, Sarasate, ya amostazado, dijo ni nuevo visitante mostrándole el bastón.-¡Aqui tiene Vd. este chisme! qne unas veces estA gra– bado y otras no. ¡Senor Dios, yo no se lo que le pasa, tan pronto se borra como vuelve.... .! Véalo, véalo Vd. y dlgame si c.<>tít ahora! .... . .. ... • El año 1882 visitó Sarasate casualmente un casino de cierta capital de provincia en compaiiía de Don Joaquú1 Ma– ya; al entrar en una sala y notar que allí había sobra<la con– currencia en compensación de la soledad que en las otrns ha– bían advertido, preguntó aquel á su amigo, ¿y f1q uí que hay? " -La ruleta,-le contestó Mayn. La decisión de Sarasate no se hizo e11perar¡-"vámonos,,-dijo impernti,·amente¡ y sin re– correr las demfis dependencias salieron á la calle, privándose d·e tomar el refresco qne había orig inado la visita . Era verdadero horror el que sentía Sarasate hacia ese vi– cio social, que en muchas ocnsiones vitnperó enérgicamente entre sus amigos, <'Xpresándose con fra:ses de conmii;eración hácia el hombre jugador, y refiriendo tristísimas historietas, al– g una de las cuales podfa personalmente gnrantizar. Comentando la vida del Casino t~n generalizn<la en Espa– ña solfa decir: •Observen VV.: los músicos en el extranjero se mue: ren escribiendo música., cayendo sobro el teclado, abrazados al Arte; los médicos inficionados en una ampu tación 6 envenenados en el cultivo de bacterias; los químicos abrasados en el catn.llido de una retorta; los pintores dejando sobre el lienzo su últimit inspi– ración; los militares en In prueba do un cañón; los curas rezn.ndo; y esto pasa en Franciii, en Alemania, en Inglnterrn, en B.;lgicn., en Austria, en todas pnrtes. En Espnfia no es extraiío hallni· hom– bres sesudos a.puntando cíen pesetos ú una sotn., deJTocbanclo el patrimonio del hogar y comprometiendo sn salud y su \'ida en las fuertes emociones de los juegos de azar..... ... ,• Sus juegos favoritos fueron los de la tierra. nativa: las bo– chas y el mus; para el primero 110 le faltaban facultades fí-

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