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- 423- vioHn y arco en mano,-aliora mismo va usted á oírle. Júzguese el efecto ele esta aparición y promesa ttm mes– peradas. Sarasate tocó dos pequeiias composiciones (no recordaba cuales al referirlo) y terminadas que fueron dijo á su oyente: - Ahora puede V. decir á sus paisanos, que ha ofdo á Sa- rasate, que ha tocado para V. solo; y ...... ele valde. •Era Sarasa.te un con\'ersador infatigable, un causeu,. diverti– disimo. ExagerAbalo todo; machacaba sobre una palabra la,rgo ra– to si determinaba Jo grotesco de un tipo ó de una situación. Lo más gracioso en él eran Jos gestos, los ademanes para amplifica1· el tono de zumba que daba á sus narraciones, acunadas, á veces, con itdjetivos de fuerte sabor popular. (Gmndmontagne.)• Ejemplo de su gracejo, y de la sagacidad que tenía para presentar cada cosa por su lado risible, había que oírle referir en tierra extraña el recibimiento entusiasta que siempre se le hacía en su pueblo: •Siempre es lo mismo deci1\. - Las mismas caras en la esta– ción: los mismos amigos, los mismos cohetes, la misma música, to– do igual, como hace veinte años.... . Paco..... Pedro..... Pepe.... Jos mismos abrazos.... . Solo un personage, una figura existe que siempre es nueva..... Un seflor con una gran levita cruzada y una gran chistera, que se adelanta muy grave y saluda en nombre de las instituciones á. la gloria nacional- ;,Quién es?-pregunto: Y me responden .- Es el Gobernador; es el segundo que hemos tenido ya este afio.-Casi nunca me ha saludado durante veinte años el mis– mo gobernador.-En Pamplona- terminaba-solo cambia el Go– bernador.• (Gmndmontagne.) Para dar á entender su JULC10 acerca de la música ele W agner y luciendo ~u insepat·able gracejo decía: ·Un dia andaba yo por las calles de Bayreuth. De pronto vl pa– sar un hombre con un cornetín en la mano y un chichón en Ja frente; luego otro con el trombón y una herida en Ja cara; ense– guidi~ otro que llevaba el bombardino y una venda en un ojo. No me explicaba yo aquello, hasta que supe que ventan de interpre- tar •Los Maestros Cantores• .... .. (Grandmontagne.) Pero no vayan mis lectores á creer que en punto á Vag– ner tenía mal juicio el buen Don Pablo, pues podríamos citar hechos muy repetidos de su vida, que al p1·opio interesado

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