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-413- dos á pintar ángeles tocando el violin. Yo me acordaba de aque– llas figuras, aguzando el oldo y cerrando los ojos para no ver lns melenas y los bigotes de guardia civil que luci~ entonces el maes– tro. Porque en el ciclo, y solo :i.111, rleberín escucharse algo pareci– do nl celestial go1jco del violin de Siirasnte. . . . . . . . . . . . . . . . . S:i.rns.ite ejerce sobre el público una acción magnética, que re– percute sobre sí mismo. •Si el público supicro.-sucle decir · ·Cuán– to puede obtener de nosotros con sus aplnusos, nos rnatnrin•. ¡Oh, bien Jo ha probnbo el infeliz!. En todos sus conciertos, npenns termina la última piezt\ clásicn del progrnm<\, y:i. está el público pidiéndole, A gritos, la indispensa– ble propina de siempre, es decir, los aires populares espnlioles, In. jof(I aragonesa, Ja mttineira, hi petenel'a, el zo1·tzico, etc. (.;! artista d41be sentir siempre lo que ejecuto.. Si en el corazón do Sal':\S,tte no estuviese viva la llama. del sentimiento patriótico, ¿quó mérito tendri:i. la j ota arngonesa por 61 ejecutada? Un violi– nista ruso ó teutón, no podri:t herir acaso, con esns notas, nuestro sentimiento artlstico. Ese ait•e popuhir, que tiene tantos títulos de gloria como La Jlai·sellesa, canturreado, con voz aguardentosa, por un ganán al conducir sus bueyes al establo, no es fácil que despier te emoción estética. nlgunn; pero ni roztn las cuerdas del violfn de Sarnsttte, e¡¡c aire popular, quo unas veces gime y otras ruge, y· siempre expres'.\ el sentimiento do ·Ja. p11.tl 'ia., nos trnuspor– ta, en alas de ht fan mshi, ti In. faldti del 1úo11ctiyo y á In oril In. del Ebro, ó nllá donde murieron de amor Isabel y Mnrsilla, y evoca en nosotros el rcr;uerdo del épico suicidio de Zaragoza, y nos hace asis· tir á Ins sencillas ficsrns de las alde..'\nas en honor de la más patrio· ta de las Virgeues, In Virgen del Pilar. . . • T estifican también el amor á su tierra los párrafos con que el P. Luis Villnlva te1·minl\ su hermoso artículo nec1·ológico publicado en "L:i. Ciudad de Dios " de Octnbre último, y dice nsí: • Parn N,tvnrra tiene In grnn figura do Snmsate doble relieve, mayor aureola aún que para el resto del mundo. Porque la gloria artlstica. de Saras:lte es enteramente para esta tierra, á la que tan– to adorabti, á lct que dedicó numerosas concepciones de su privile– giado t:dento. Hasta ni hotel en que pns:\ba el vemno en Biarritz le puso por nombre Villa l\'uvarrri. A Pamplona bn donado los mu– chos y v:iliosisimos objetos que le reg!l.la.ron en su larga odise1i. ar– tlsticn; ii In Casa Misericordia, :í. la Escuela do l\fúsica y il. los po– bres ele e~tn ci~1dad, lmdejado prendas de su carino patrio en cua.n– tiosos don:iti\·os Finalmente, ha sido su deseo que se le sepultm·n en In. bew:lita tierra en que vió b luz primera. t'i pues, corno nrti!lt<~ egregio merece Sttrasate el tributo do admiración que le rinde el muudo culto, como glorii\ de Navarra, como hijo carilioso y entusi&sta de este 11oble y nntigno solar, es preciso que nosotros honremos su memoria, y no podemos hacerlo de mejor manera que elevando al Altísimo 11uestras oraciones por el eterno clcscnnso del alma del ilustre hijo de Pamplona. R. l. P. •

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