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-406- do alguien suponer. Tan sólo ha podido dar margen á ese erro> In. circunstancia qne he de evidenciar. de ser una imaginació1 algún tanto propensa á la distrncción, padeciendo nubilac.ione1 mentales hereditarias, como que ya s11 padre dió de tal pade(!i· miento repetidas prnebas. Del buen Don Miguel, que era todo un carítcter firme y en· tero, se cuenta que cierto día, habiendo de acudi1· á. un actc oficial con el Regimiento de euya banda era músico mayor, S( presentó en el cuartel vestido de uniforme, pero cubierta la ca– bezf\ con una gorrita de seda que 11sab11 para sus paseos entra· je de paisano: esos mudos acuerdos que á veces se toman con la mirada nada más, motivaron el que conteniendo todos la hi– laridad, ninguno de los Jefes ú Oficiales le hiciése advertencia alguna, hasta que pnsado largo rato, y momentos antes de em– p ul'lar la batuta, se le ad virtieseamistosameute su descuido, con el consiguiente séquito de bromas de sus camaradás. Otra de las distrncciones del mismo Don Miguel, tuvo lu– ga1· cuando la Condesa de Espoz y Mina le encargó formulase un memorial esmerado en la letm y concebido en r espetuosos términos, documento que fa Condesa. hada llegar en P alacio á Doíla Isabel Il, para qne al niílo Pablo se le nsignara una pen– sión con la cual poder atenderá Josgastos de la instrncción artísti– ca~e éste¡ á. vnelta de no pociisenruiendas, redactó aquella peti– ci?n sobre un papel cualquiera, en el que antes que el escrito se habían dibujado figuras grotescas en su mayoría; y cuando no sin algunas tachaduras, le satisfizo el texto, lo copió con sumo esmero y con su excelente clnrísima letra, lo firmó y fn é– se á. la noble protectora, á la que hizo· entregadel ejemplar pri– mitivo con todos sus dibujos, manchas, enmiendas etc, y co– mo ocmriera que la Condesa sin d esdoblar el pliego lo pusieni. en Ul'I sobre y lo remitiese á su d estino, se habría malogrado la petición á pesar del apoyo que cerca de S. 1\1. había prome– tido fa noble mediadora, á no suceder que, casualmente, el Ma– yordomo de semana invest.igase el pliego abierto, y lo deYolvie· ra á su procedencia para repara1· la distracción padecida.. Y parn que no se me acuse de forzar el argumento, omito señalar otras distracciones del siempre festivo Don l\1ig uel, cu– ya concurrencia <liaría á la tertulia que por los años 1880 á 1884, teníamos en la relojerfa de los hermanos Onsalo, era la causa de una charla ingeniosa y d emostración constante de la enunciada cualidad del anciano padre de Don Pablo. (a.) (a) Subsano 1hon. la otnitMn c:i que be ¡ocu.1rido en Ja primera partt, haciendo constar que buta. ti año 1878, desde que Don Miguel Saraaate obtuvo sti retiro militar, formó p11rte del l'roíeaorado de la Academia Alunloipal de mú1ica de Pamplona.
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