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-403- Por soparado le remito c.uatro an~cdotas de Sarasate, para que V. las coloque on el p1tr1iJe de su libro donde mejor encajen: son lt\S únicas que por ahora vienen á mi memoria: ellas por sí solas y mejor que digresiones. delo.tan un adorable carácter, ori– ginal, infantil, que cul\draba muy bien al sin igunl cerebro del más insigne violinista de nuestros tiempos. Y.... ¿pnrn qué m~\s? Lo expuesto en esas mis cuartillas a'!aba de patentizar 0uan angelical fue el corazón del asombroso artista. Hago ya punto, aunque en tropel acuden Ami imaginación Jos re– cuerdos y hechos de aquel ser querido a.llondando a.si mi dolor, que llevaré siempre en el pecho, por la muerte del que fué pn.rn el mundo divino artista y para mi, ademas, el mejor amigo. Suyo&. .José Lla11eces. • Dama española tan ilustt·e, simpática y querida. de su pue– blo, como lo e~ S. A. R. la Infnnta D." Paz, ha dedicado á nuestro amado Sarn.sntc unas líneas sentidísimns, que testifi– can la sinceridad con que ésta le apreciaba y la g ratitud qne él resern\ba para su elevada protectora; he aqní el artículo aludido: DE MI V!DA - - ---- Imp r esion es e ¡Noviembre! Todos Jos a!ios, al arrancar Ja hoja del calendario y leer ei:;te nombre, pensaba: •pronto vendrá Sarasate•. Uoa vez ni ano podía el público de Mun ich ofrl e y admirarle. Era un pu– biico especial el público de Sarasalo; el mayor contingento lo for– maban los estudiantes y !ns rn uchaC'l1itas del Conservatorio, que se apiílnbnn en los sitios baratos donde se está toda la noche de pió, y ese día gritabn.n y nplaudian como cspanoles, y Je pedfan siempre que tocara. ml\s. Y él toca.ba parn. ellos con gusto, con ese . corazón do niílo qne trntabn de disimuhtr con su ce!io . Cuando el público elegante so levantn,ba y saliti á busciw los abrigos, aun quedábamos largo tiempo ren1eltos, al pié :del estrado, los estu– diantes y yo, y Sa.rasate scgnfa tocando para nosotros: habaneras, jotas, peteneras, hasta que de repente se hacia calle entre los es– tudiantes y venia á d::irme un apretón de manos con un ceno corno si viniera A regaiiarrne. lJn dhi, sobre todo, puso una cara furiosa para disimular su emoción; Ltabiti yo leido en los periódicos que cumplía j ustamente cincuenta a!ios, y le mandé A Ja sala de con– ciertos una corona. de laurel de pinta con unas palabras; no sé hien lo que escribí: que le querf¡\ dar las gracias en nombre de Espaíl.a por el honor que durnutc tantos a.nos hacia á hi. patria, ó
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