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- 17- mer cur so, hallará el que leyer e el siguiente recor te de mi amigo muy csrim<ido D on Arturo Campión, el más ilustre escr itor n ava.~ r r o de nuestro tiempo. •UNA ANÉCDOTA REFEREt\'TE Á SARASATE. La prensa, en los artículos dedkado3 á enallecer la memoria de Sarasale, ha puesto de bulto la precocidad de sn génio, pero deja en la sombra otro rns· go carncteríslico de tan maravillosa personalidad musical. Me refiero á su ex· pontánea formación, al laboreo personal de los elementos naturales, á lo qne pedantesca, pero expresivamente se denomina, 01i«>rlidadis1110. Ambos rasgos, precocidad y expontaneidad, están inlimamenle unidos en el violinista pam– plonés, y creo que !os deja fuera de duda una anécdota aulénlica que mil veces oi refe:·ir á mi buen padre. Cuando los amigos y protectores de Sa1\111ate resolvieron enviarlo á P11ris, pidiéronle ñ mi padre una carla de recomendación pa1·a A!lard, amigo intimo de ól desde que se conocieron en el colegio de 13ayona. Dióla rni padre de muy buen grado, y el eminente profesor de vivlin del Gons Tv11torio parisién dispen· só á Sarasate efectn11sa acogida. MQse3 después bizo mi pac\1·,¡ una vis.ita á Allard, y le preguntó noticias desu recomendado. He aquí la contestación que le dió el que en aquella época era el primer violinista de F'nincia. "Chico, cuando recibí tu carta con tan pomposos elogios ll tu joven com– patriota, me escamé un poco. Diariamente /.a prori11cia y el extranjero nos en· vfan prodigio3 ú quienes por primera providencia les hacemos olvidar lo que saben. Nada de esto reza con tu amiguito; de buenas á primeras es un consu– mado maestro, y yo no le he de en~eilar nadá. ConvieM no obstante que haya venido, pc>rque aqui en París contemplará horizontes artísticos que no se vis· lumbriin desde Es1:aña." Es decir que cuando Pablo Sarasate llegó á mano$ de Allard ~ra ya una personalidad artística C'>n valor propio, á la cual no se le podía ensedar nada; y es evideule que si e.'la personalidad no se la pudo transmitir Allard, que era un11 eminencia, mucho menos ha de 11tribuirse á los modestos profesores es– paíloles que le enseñaron la técnica del violín. En resumen: Saraqate se cr~ó á si propio. La anécdota que acabo de refe· rir lo 11crellila. Sea ella la modesta flor que en nombrn de mi buen padre Don J11cinlo, coloco en la tumba de Pablo el portentoso. AR1'URO CAMPION. Emilia enea, 25 de Sopt:embre de 1908.,, · No gozaba Pablilo do una naturaleza vigorosn., ni su desar rollo fisico· pasnb.i do mediocre, como puede advertirse por su retrato que acompana al diploma del 8 de diciembr e de 1857; unido á esta circu 1istunchi el oxcesi\'o trabajo que se impuso á luego de su lle– gad:\ i\ Pnr is, determ i11aro11 en él una dole ncia quohubiera tonrndo cl\l·i\cter cr ónico y ta l vez dC'struido s u or ganis mo, á no babórsolo puesto el veto por su Profesor Alla rd en las aspi1·11ciones de optar aquel mismo afio (1856) ni premio del Cooser \'atorio, (a.) consejo prudentísimo que no solo aseguraba su tr iunfo parn 1857, sino que probablE'mente salvó la vidii del procligio~o nilío. Su padre Don Miguel ignoró esta circunstancia mucho tiempo, A virtud de mútuo acuerdo del Sr. Don Ignacio García y de su pa · tr ocinado. (o,) 1'Cngaso en eucnta quo iJO tratd.btt de cursos semcstralc.t.

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