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-86~- en la carta anterior, preocupándose de sus conciertos en Pam– plona y resenrando como siempre para nosotr<•s, afectuosos apelativos, en el internsante documento que recomiendo :1\ be– névolo lector: •Piwí:; 15 Abl'il 1907. Gran noticia., amigo Huarte, y mny lrn.lagüetia para nosotros. Camile Saint-$aens, el mAs grande compositor de nuestra época, obedeciendo á. uua súplica mía, acaba de escribi r una admiro.ble Ji'a11tasia para violin y arp:l. •sin orquesta• . Aye1· tnrde vino á mi casa y me la acompa!ló él mismo; es una verd,idcrn. maravilla; el año pasado le iDdiqué la idea y me prometió ponerla en práctica, pero como tiene tautas preocupaciones, no contaba mucho sobre lt~ tal obra. Felizmente contra lo que yo pensaba, se ha porta– do como un barbián; amigo y condiscipulo del Conservatorio de Paris en los anos..... más vale calli~r á tiempo, sobre todo cuando el mundo entero, Europa y América, me quie1·en casai·, ponnás que yo les digo qiie ya estoy casado con Pamplona, que no me e1iconti-arit nunca viejo, y que 110 se puede soliar una u11ión ?11ás ideal, jJetfectay segw·a. Habrá que explicar en los programas que es la primera ejecu– ción pública de la obra de Saint·SMns, pues no ltl. habré tocado antes y no la conocerAu en los demás pn.ises hasta el próximo in·· vierno. En resúmen, la inauguración de una nueva producción del gran y Llni vcrs<il mtiestro francés, e$ un¡t gloria para nosotros; ahora falta que me honre yo y que eu aquella fech<i del próximo San Fermín, me encuentre digno de nuestro Santo Patrón y de mis idolatrados paisanos....; por eso me estoy cuidando como si fuese una niña bonita. Esperémos que deutro de dos meses y medio es– taré á tono brillante, así sea, amén. Le abraza suyo, Pablo Sm·asate. Hasta ahora llevo 41 audiciones de la Jota de Pablo que se vá vendiendo por millares; el editor me besó las manos el otro día en Berlín. Le mando el programa de mi último coucicrto de Berlin que estuvo soberbio; asistieron más de 2.000 personas y gran p<trte de ltt Córte • Inicióse nn mes antes de las fiestas de este aílo, la idea de obtener del Gobierno de S. M., la concesión de la G ran Cruz de Alfonso XII á favor del eximio y sin par violinista navano que aclamado en el mnndo entero como una de las más legíti– mas glorias nacionales, y condecorado por todos los soberanos del mundo, era merecedor de un nuevo título que, como lo es aquella condecoración estatnída para premiar los talentos ex– cepcionales y los más relevantes méritos contraídos en el te-
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