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Capitulo 2.º Años Cle i666 á i 66i. roo~~.~ · loce anos y cuatro meses de edad contaba el ni!io ! Pablo, cuando Sll madre decidió marchar á PariK [)nra.- completar Ja educación musical de su hijo; ·•emprendido el vinje eu Julio do 1856, se cletuvie– ~~~~~~lron ambos en Pamplona, p1ua que los paisanos del joven artista pudieran apreciar Jos progresos realizados por éste; en las dos consecutivas audiciones se repitieron Jos plácemes y ovacio1 es quo ytt uo habín.n de abandoniirle ni por un solo mo· mento en su carrera artística de más de medio siglo. En San Se– bastián se repitió el espectáculo con el mismo éxito y al día siguien– te pasaron los dos viajeros á Bayona, donde esperaban reunirse al maestro Mr. Delfin l\llard, para quien eran portadores de cartas de recomendacióu, una de ellas suscripta por Don Jacinto Campión, amigo desde la nifiez del renombrado Profesor. En B.iyona, sufrió el pequeno artista una desgracia inmensa que pudo dar al traste con sus alhagadores ensuenos: en pocns ho– ras enfermó y falleció, víctima de unas fiebres coleriformes, su madre, compaflern y guía del nifio prodigioso, como ya se le deno– minaba entre sus admiradores. Q.uedó Pablo como flor violentamente desprendida de su plan– ta; empero el aroma y las galas de aquella flor hubieron muy pron– to de cautivar la atención de un fi lántropo poderoso, de un bene– mérito patricio, que alzando de su abandono y sacando de su sole– dad á nu('stro huerfü.nito, tomó sobre si, sin v: 1.ci !ticiones ni rega– teos, la íarea patriótica y paternal de restituirle 11-l camino del es· tudio y del trabajo; f'al fué Ja obra del simpático pamploués Don Ignacio Garcia y Echeverría, acaudalado banquero establecido en Bayona, cónsul de Espafia en esa villa, persona de grandes inicia-

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