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-12·- Ya en esta ópoca, (18ó4), hablan escuchado y unánimemente ad– mirá.dose d~ las fel icísimas aptitudes que en S1trasate descubrlan, todos los músicos mas distinguidos de la Corte. Entre estos, como cabeza visible en mayor grado, descolhi.ba D. Hilarión Eslava, que diez nnos antes habla sido nombrado Pro-· fesor de l.· clase de composición é Inspector de sus ensefü\llZfü!, en el Conservatorio Nacional; ·Eshwa acababa de fundar y dirigin. • La Gaceta .Musical de lilad1·id• sin perjuicio de colaborar con su acti– vidad y compctencin caracteristico.s en la "Gaceta de BeUas Artes de Vale11cia,, y escribir simultáneamente dos erudil'lsimas Memo– rias sobre la "llfüsica1·eligiosa en Esparta,, y ''Los 01·ganistas espa- 11oles,. Su autoridad entre todos los compafieros del arte, fué muy bastante para que por unanimidad el jóven violinista mereciese atento análisis en sus trabajos, y á mayor abµndnmiento, en el nú– mero tres de Ja citada Gaceta lllusical de su dirección, órgano de toda la música. espaf\ola, publicó una crónica del concierto que en lt\ morada del Sr. D. Ramón Gil y Osorio se ha.bit\ celebrado duran– te la noche del 27 de Enero de 1854, tocando entonces el nino pro– digioso una fon tasia sobre e/ due Foscari • ; y otm composición so– bre (<Guillermo 'l'ell•; ejecuciones que, seguidas de excepcionales encomios, agrandaron notoriamente su renombre. Diariamente habla de recorrer Pablo el mismo iLinerario en Madrid, violln bajo el brazo, para recibir la lección en el domicilio de su maestro; por ello y porque ya en la Corte se hablaba del ni– l'lo prodigio, el dueno de una pasteleria sita en aquel trayecto,· le invitó un dla 1\ tomar unos dulces y lo rogó tocnm allí mismo su violín, á lo que accedió desde luego el agasajado. Reunióse con tal motivo buen número de curiosos i\ la puertn. del establecimiento, y no pocos invadieron el local con el deseo de escuchar á aquel por– tento, bajo el pretesto de comprar una golosina; el paste:ero obser– vó aquel ingreso imprevisto, y tomó pié del suceso par:i. repotil' durante una temporada los pequef\os concier tos y sus obsequios al futuro artista, que salla de alll envanecido con los apln.usos y enco– mios de la clientela, tal vez mas admiradora del nino que del pas– telero. No habla llegado todaviti la Cuaresma. del afio 18ó6 cua.ndo el Sr. Saldoni, memorable historiógrafo musical, convencido del va– limiento del nillo Sarasa.te, le hizo sentar á su mesa, le colmó de elogios no menos que de sanos consejos, y obtuvo de él algunas no– tas biográficas para las Eferriél'ides musicales qµe aquel venia. edi– tando. Al despedirle obsequió A su convidado con unos gemelos de oro, á. los cuales hace referencia una carta de Don :Miguel á su hi– jo, en la cun.l entre otros párrafos se lee el siguiente: "No olvides que ese primer regalo procede de un músico eminente que t" quiere mucho y que confía, si te aplicas más cada día, será ese regalo precur– sor de otros de mucho valor y de altos personajes,, Cierto periódico daba cuenta de otro con::ierto celebrado poco después bajo los auspicios del citado Sr. Lahoz, en los términos si– guientes: "En una reunión que se verificó noches pasadas en casa del distinguido li· :eralo Don AgusUn Durán, tuvimos el gusto de oirá un niflo.de.pocos aílos, to~.

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